18 de marzo de 2025, 14:23 GMT

Los habitantes de Gaza despertaron en medio de la pesadilla a las 4 de la mañana, cuando comenzaron los bombardeos israelíes sin previo aviso, mientras se preparaban para el suhur, la última comida antes del amanecer durante el Ramadán. Con más de 400 muertos y numerosos heridos, la situación es crítica y devastadora.

"El miedo se apoderó de todos. Nadie sabía dónde refugiarse", relató un vecino. La intensidad de los ataques fue tal que abarcó casi toda la Franja, desde el norte hasta el sur, incluyendo Gaza Ciudad, Deir al Balah, Jan Yunis y Rafah.

Israel ha declarado que sus objetivos son altos mandos de Hamás, entre ellos Mahmoud Abu Wafah, el viceministro del Interior de Gaza, quien murió en los bombardeos. Sin embargo, las bombas han caído indiscriminadamente sobre áreas habitadas, donde familias enteras se encontraban durmiendo. "Mi hija me despertó justo a tiempo. Nos apretamos contra las paredes, temerosos de que los escombros cayeran sobre nosotros", compartió otro residente, Essam Abu Odeh.

Los ataques continuaron durante toda la noche y se extendieron al amanecer, cuando las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dieron órdenes de evacuación, sugiriendo que los bombardeos seguirán. Las organizaciones humanitarias, incluida Unicef, han expresado su alarma por la situación. Rosalia Bollen, portavoz de Unicef, describió cómo la noche estuvo marcada por explosiones cada pocos segundos, lo que dejó a los habitantes en un estado de constante terror.

La situación humanitaria es desalentadora: el bloqueo ha restringido los suministros de alimentos, medicamentos y combustible. Además, la atención médica está colapsada, con hospitales abarrotados y una alta demanda de atención que supera la capacidad de los equipos disponibles. La Media Luna Roja palestina informó que los hospitales están desbordados, con cientos de pacientes en condiciones críticas.

A medida que el número de muertos aumenta cada hora, Hamás ha informado que la mayoría de las víctimas son mujeres y niños, resaltando la naturaleza trágica de los bombardeos. Imágenes desgarradoras muestran a familias corriendo a los hospitales con niños heridos, muchos de ellos en pijama.

Ambos bandos se culpan mutuamente de romper el alto el fuego que estaba en vigor desde el 19 de enero. Hamás sostiene que es una traición por parte de Israel, mientras que las autoridades israelíes argumentan que no tuvieron más opción debido al rechazo de Hamás a extender el acuerdo y liberar a los rehenes.

Las tensiones aumentan bajo una atmósfera de desesperanza, con 59 rehenes aún en manos de Hamás, de los cuales se cree que al menos 24 están vivos. Las conversaciones internacionales para extender el alto el fuego entre Israel y Hamás no han prosperado, lo que conlleva a un futuro incierto para la región.

La Casa Blanca admitió haber sido informada anticipadamente sobre los bombardeos, lo que llevó a Hamás a acusar a Estados Unidos de complicidad en la violencia. En Israel, las familias de los rehenes han expresado su desesperación, acusando al gobierno de Netanyahu de abandono.

La comunidad internacional llama a una acción urgente para detener la violencia y abordar la crisis humanitaria inminente que sigue afectando a la población de Gaza.