Las preocupaciones sobre la seguridad de Málaga ante posibles inundaciones del río Guadalmedina son más relevantes que nunca. Manuel Olmedo Checa, un experto con casi 50 años de experiencia estudiando el Guadalmedina, advierte que si se implementa el Plan Litoral sin establecer antes medidas preventivas, "lo primero que se inundará es el paso inferior del Paseo de los Curas, así como el aparcamiento de la plaza de la Marina y la mayoría de los aparcamientos cercanos al río".

Olmedo Checa relata su experiencia en las devastadoras inundaciones de 1978, donde las estructuras de soporte metálico fallaron, envió grandes cantidades de agua hacia el barrio de La Trinidad. Años más tarde, en noviembre de 1989, lideró un operativo que movilizó a unos 3,000 hombres durante las graves inundaciones que azotaron la ciudad, enfatizando que el Guadalmedina desbordó en varias ocasiones.

El ingeniero también critica el actual enfoque de gestión del agua, sugiriendo que se necesita un plan hidrológico más robusto. Señala que el cambio climático ha incrementado la urgencia. El proyecto de los puentes plaza es un avance, pero subraya que las soluciones efectivas requieren una intervención a nivel gubernamental central y autonómico.

Olmedo pone de relieve que se está ignorando un plan que propuso Celia Villalobos hace más de dos décadas para mejorar la seguridad del Guadalmedina, que incluía un túnel de 11 km que nunca se llevó a cabo.

En cuanto a la capacidad del río, critica un estudio reciente que sugiere que el Guadalmedina tiene alrededor de 400 metros cúbicos por segundo de capacidad, un cálculo que contrasta con su propia evaluación de hasta 850 m3/s. Recomienda la construcción de dos aliviaderos tipo 'morning glory' en el embalse del Limonero como la solución más efectiva y menos costosa para gestionar las crecidas.

El académico no puede dejar de mencionar desastres recientes en otras partes del mundo, como inundaciones en Centroeuropa y Estados Unidos, donde han ocurrido tragedias con cientos de muertos. Reconoce que existe una responsabilidad moral para abordar estas preocupaciones.

Finalmente, se cuestiona por qué el embalse del Limonero tiene una sirena de advertencia si todo está bajo control, sugiriendo que esta contradicción plantea dudas sobre la verdadera seguridad del sistema. La Junta de Andalucía defiende la seguridad del embalse y asegura que están preparados para manejar inundaciones extraordinarias, basándose en estudios recientes. Sin embargo, la creciente preocupación por el estado del Guadalmedina deja abierta la pregunta: ¿cuán segura está realmente Málaga ante un desastre hídrico?