
He probado un exoesqueleto pensando que me daría superpoderes. El Hypershell X me enseñó sobre la accesibilidad
2025-03-19
Autor: José
Hace casi un año, en nombre del periodismo gonzo, decidí probar un glucómetro sin ser diabético, simplemente para contar a mis lectores cómo podía contribuir al rendimiento deportivo y conocer mejor nuestro cuerpo. Esto me llevó a participar en otro experimento menos invasivo pero más polémico para mi reputación: probar el Hypershell X, un exoesqueleto que, de manera más informal, podría considerarse una ‘faja ortopédica futurista’.
La caja del Hypershell X llegó un martes y, al abrirla, me encontré con un dispositivo más compacto de lo que había imaginado: una mezcla entre un cinturón táctico y una ortesis futurista, pesando casi dos kilos. Este exoesqueleto promete superar los límites físicos simplemente colocándotelo y pulsando un botón.
Antes de comenzar a usarlo, recordé que un uso inadecuado podría provocar lesiones. Por eso, es recomendable consultar a un fisioterapeuta antes de probar este tipo de dispositivos, especialmente si se tiene alguna condición preexistente. Al ponerme el Hypershell, sentí una combinación de sujeción y algo poco natural. Ajusté las correas y encendí el dispositivo. Sorpresivamente, mis primeros pasos no fueron tan impresionantes como esperaba; es más como recibir un impulso suave en cada zancada.
A medida que avanzaba, decidí no correr de inmediato e iniciar caminando en un modo de asistencia mínima, como si caminara con una leve corriente a favor. Tras quince minutos, activé el modo más potente y, efectivamente, la sensación fue notablemente diferente. En momentos de mayor esfuerzo, como al subir una pendiente, fui capaz de entender el verdadero propósito del Hypershell: facilitaba el movimiento y reducía la carga que ejercía la gravedad sobre mis piernas.
Esto me llevó a reflexionar sobre la utilidad de un dispositivo como este para personas con limitaciones físicas o aquellas que han tenido que abandonar actividades como el senderismo al llegar a una cierta edad. Desde un punto de vista biomecánico, el Hypershell asiste a los músculos que extienden la cadera y la rodilla, aportando un alivio significativo al ascender. Sin embargo, es crucial ajustarlo bien para evitar lesiones.
A continuación, decidí probarlo con una mochila de 15 kilos en un sendero y en escaleras. Aquí, la diferencia fue mucho más notable: con el Hypershell, la carga se sentía mucho más ligera, lo que corroboró estudios del Instituto de Biomecánica de Valencia que destacan la capacidad de los exoesqueletos para reducir la carga sobre la zona lumbar.
Sin embargo, al bajarme de escaleras, el Hypershell apenas ayudó, y la carga del dispositivo se volvió incómoda. En llano, la asistencia también era apenas perceptible y al hacer ejercicios de sentadillas en el gimnasio, la mejora fue más en términos de estabilidad que en capacidad de levantar mayor peso. Por ello, se debe subrayar que el verdadero público objetivo de esta tecnología son personas con limitaciones físicas, ya sea por edad o lesiones. Para ellos, esta asistencia puede representar una diferencia en su vida diaria.
Un amigo que es corredor y que sufre de lesiones en la cintilla iliotibial probó el exoesqueleto y reportó que la presión sobre su zona lesionada se redujo, permitiéndole caminar con menos molestias. Esta experiencia resalta que el Hypershell no es simplemente un gadget, sino una herramienta que puede ofrecer una extensión de independencia a quienes lo necesitan.
La conclusión es clara: el valor del Hypershell X se vuelve inversamente proporcional a tu estado físico. Cuanto mejor estés, menos impresionante parece; cuantas más limitaciones, más notas su ayuda. A pesar de su coste a partir de 900 euros, puede ser un gasto razonable para quienes realmente lo necesitan y que podrían beneficiarse de un aumento en su independencia y calidad de vida.
Es un paso hacia una movilidad humana redefinida, aunque es importante recordar que no es un dispositivo médico certificado, y no debe usarse como reemplazo de tratamientos médicos o terapias físicas. Para aquellos con una buena condición física, puede que sea solo una curiosidad, pero para quienes tienen retos de movilidad, la diferencia puede ser notable. La lección más valiosa aquí es que la mejor tecnología no es siempre la que nos hace más fuertes, sino la que elimina barreras para quienes más lo necesitan.