La mañana de este martes, la Policía llevó a cabo un desalojo sorprendente en el centro social La Atalaya, ubicado en Vallecas, uno de los espacios más icónicos y reconocidos del movimiento okupa en Madrid. Desde las redes sociales del Centro Social Okupado (CSO), se compartieron videos e imágenes del operativo, que ha desatado la indignación de los miembros de la comunidad.

El Movimiento Antirrepresivo de Madrid no tardó en reaccionar, invitando a la ciudadanía a congregarse en el lugar y expresar su oposición al desalojo inminente. A las 19:30 horas, se convocó una manifestación urgente frente a la Asamblea de Vallecas, donde los ciudadanos pretenden alzar sus voces en contra de este acto que muchos consideran un ataque a la cultura y la autogestión.

La Atalaya, un espacio que antes era un colegio, fue ocupado en 2014, y desde entonces ha evolucionado hasta convertirse en un epicentro de actividades diversas y enriquecedoras. Desde gimnasios de boxeo, talleres de forja, hasta clases de apoyo escolar y huertos urbanos, este centro social ha servido como un lugar de encuentro para la comunidad, especialmente para jóvenes del barrio.

Sin embargo, el desalojo fue inesperado y, según denuncias iniciales del CSO, no fue comunicado a los ocupantes. Tras casi diez años de actividades y resistencia, La Atalaya cerrar sus puertas de forma abrupta. Pero no sin antes dejar un legado en el barrio y su comunidad.

La polémica no termina aquí, ya que se ha señalado que el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, tenía planes de rehabilitar la zona, lo que muchos consideran que podría estar relacionado con intereses urbanísticos que buscan favorecer a desarrolladores en lugar de a la comunidad. Por otro lado, también se conoció de una investigación previa por usurpación que podría haber dado pie a este desalojo.

El futuro de La Atalaya es incierto, pero lo que está claro es que la comunidad no se rendirá fácilmente. La manifestación programada para hoy no solo busca protestar por el desalojo, sino también revitalizar el espíritu de lucha y unidad en Vallecas para defender espacios que fomenten la creatividad y la participación ciudadana. La historia de La Atalaya podría no haber terminado, y muchos esperan que este acto de represión despierte una ola de solidaridad y resistencia en Madrid.