El Departamento de Estado de Estados Unidos ha tomado una drástica decisión al declarar a Rafael Correa, ex presidente de Ecuador, y Jorge Glas, ex vicepresidente, como inelegibles para ingresar a su territorio. Esta medida responde a su involucramiento en actos de corrupción durante sus mandatos. Un comunicado oficial revela que ambos políticos aceptaron sobornos, incluso a través de contribuciones políticas, a cambio de conceder contratos gubernamentales beneficiosos.

Además, el embajador de EE.UU. en Ecuador, Art Brown, confirmó que los familiares directos de Correa y Glas también están afectados por esta sanción. La esposa de Correa, Anne Malherbe Gosselin, y sus hijos mayores de edad, Sofía, Anne Dominique y Rafael Miguel Correa, así como la esposa de Glas, Cinthia Díaz Aveiga, y su hijo mayor de edad, Jorge Glas Díaz, no podrán ingresar a Estados Unidos.

Rafael Correa fue condenado en 2020 por el escándalo conocido como Sobornos 2012-2016, donde se le consideró autor mediato de cohecho agravado. La investigación reveló irregularidades en las contribuciones de contratistas estatales, que beneficiaron a su partido político y fueron recibidas por altos funcionarios de su administración. Jorge Glas también recibió condenas en este caso, así como en otros, donde se le relacionó con una serie de delitos que incluyen sobornos de Odebrecht, que suman millones de dólares, y peculado en el caso del bloque petrolero Singue, donde se indicó que su gestión había causado un daño millonario al Estado.

Ambos, Correa y Glas, enfrentan penas de prisión de ocho años, y mientras Correa reside en Bélgica como refugiado tras huir del país, Glas cumple su condena en la cárcel de máxima seguridad La Roca. Pero la historia no termina ahí.

Recientemente, Glas ha sido atrapado en nuevos escándalos, enfrentándose a investigaciones por malversación de fondos e intimidación. Su extraño arresto dentro de la Embajada de México en Quito a principios de abril de este año, a causa de la orden del presidente Daniel Noboa, provocó una crisis diplomática entre Ecuador y México, llevando a ambos países a presentar demandas ante la Corte Internacional de Justicia. Esto deja en el aire el futuro de la política ecuatoriana y plantea importantes interrogantes sobre la corrupción y la justicia en la región.