La Fiscalía ha solicitado la pena máxima de 20 años de prisión para Dominique Pélicot, el hombre que, durante una década, drogaría a su esposa, Gisèle Pélicot, para que fuera violada por al menos 50 hombres mientras permanecía inconsciente. Esta aberrante serie de crímenes ha llevado a la Fiscalía a acusarlo de violación agravada, en reunión y a una persona sometida a sustancias químicas.

La revisión del caso, que comenzó el pasado mes de septiembre en la corte de Apelación de Aviñón, ha desvelado los escalofriantes detalles de este proceso, considerado el mayor caso de violencia sexual en Europa. Laure Chabaud, la fiscal encargada, describe el caso como "un horror inimaginable".

En la sala, Pélicot escuchaba las acusaciones comodamente apoyado en su bastón, mientras la fiscal exponía las "circunstancias agravantes", que incluyen la repetida violación en presencia de múltiples atacantes. Además, el hecho de que la víctima fuera su propia esposa añade un grado aún mayor de repulsión al caso.

La fiscal destacó el comportamiento voyeurista y perturbador del acusado, quien no solo violó a su esposa, sino que también grabó los actos sexuales, compartiendo posteriormente dichas grabaciones con otros, lo que revela una profunda falta de empatía y un perfil narcisista. Además, se hallaron imágenes comprometedoras de su propia hija, Caroline, lo que evidencia un patrón de conducta absolutamente inaceptable.

Con cada nuevo detalle que emerge, se hace evidente que la capacidad de reinserción de Pélicot es nula. La Fiscalía ha descrito cómo ajustaba meticulosamente las dosis de ansiolíticos utilizadas para incapacitar a su esposa, llevándola a un estado más allá del sueño, únicamente para satisfacer sus deseos sexuales, en un escenario que ella jamás habría consentido.

Se estima que cerca de 80 hombres pudieron estar involucrados en estos actos atroces, aunque solo 50 han sido identificados hasta el momento. En un revelador giro del caso, se mencionó que uno de los coacusados, Jean Pierre M., recibió una petición de 17 años de cárcel, a pesar de no haber sido particularmente activo en el ataque.

La Fiscalía explicó que la investigación se inició por un episodio aparentemente trivial en un supermercado, donde Pélicot fue descubierto grabando mujeres sin su consentimiento. A partir de ahí, la Policía encontró miles de videos en su posesión, que sirvieron como prueba crucial para revelar el monstruoso esquema que había llevado a cabo.

Durante las audiencias, varios de los acusados intentaron defenderse alegando que ellos creían que todo era parte de un juego consensuado entre parejas, ignorando así la obvia explotación de la víctima, que se encontraba completamente inconsciente.

A medida que este horroroso caso avanza, Gisèle Pélicot ha comenzado a recibir el apoyo del público, quienes al finalizar una de las audiencias, la ovacionaron. Es un recordatorio escalofriante de cómo la falta de atención a los síntomas médicos de la víctima, que incluían pérdidas de memoria y problemas ginecológicos, contribuyó a que este ciclo de abuso se prolongara sin ser diagnosticado. ¿Qué médico habría imaginado que una mujer jubilada llevara una vida tan tranquila, mientras su esposo la sometía a una serie de crueldades inimaginables? El caso sigue generando gran conmoción y atención mediática, revelando la sombra más oscura de la naturaleza humana.