¡Increíble confesión! Cuatro etarras aceptan su intento de asesinato contra periodistas y su bebé
2024-11-25
Autor: David
Más de 24 años después de un atentado que dejó a España en vilo, cuatro integrantes de ETA han confesado, este lunes, su participación en el intento de asesinato de la periodista Aurora Intxausti de EL PAÍS, Juan Palomo de Antena 3, y su hijo Íñigo, que en aquel momento solo tenía 18 meses. El ataque ocurrió el 10 de noviembre de 2000 en San Sebastián, donde una potente bomba fue colocada en el felpudo de la puerta de su hogar, con la intención de detonar en la mañana, justo cuando la familia salía hacia el trabajo y la guardería.
Los terroristas, Asier García, Patxi Xabier Makazaga, Jon Zubiaurre e Imanol Miner, admitieron su culpabilidad durante el juicio en la Audiencia Nacional, enfrentándose a una solicitud de 75 años de prisión por parte del fiscal. El juicio se había demorado durante más de dos décadas, debido a la falta de pruebas concluyentes, hasta que en 2020 la Guardia Civil logró recopilar nuevos indicios relevantes gracias a materiales incautados en Francia y el acuerdo de cooperación entre ambos países.
Un agente de la investigación enfatizó la gravedad del atentado, advirtiendo que los efectos del explosivo, si hubiera detonado, habrían causado estragos inimaginables. La bomba contenía 2,3 kilos de un explosivo altamente potente y metralla en forma de tuercas y tornillos, que hubiera mutilado a la familia y destrozado su hogar y el de los vecinos.
El testimonio de Juan Palomo, quien fue el primero en abrir la puerta, es desgarrador. Al hacerlo, escuchó un crujido que pensó era un petardo, y al ver la maceta bomba, su vida cambió para siempre. Aurora, que se encontraba con su hijo, apenas a cinco metros, recordó cómo la amenaza los dejó llenos de miedo y cómo corrieron a refugiarse lejos de la puerta. "Pensé que el peligro venía de otro lado, nunca imaginé que eso era una bomba", relató con la voz temblorosa.
Las secuelas del ataque no solo impactaron su vida personal, sino que también tuvieron repercusiones en la comunidad de periodistas en el País Vasco, muchos de los cuales se vieron obligados a recibir protección. La pareja se vio forzada a mudarse a Madrid para escapar del acoso constante y de las amenazas en su hogar. Aurora aseguró que este suceso marcó radicalmente su existencia, a tal punto que, incluso después de todos estos años, sigue bajo tratamiento médico por las secuelas emocionalmente devastadoras que vivió.
Los cuatro etarras se presentaron ante el tribunal, donde fue evidente la tensión que reinó en la sala. Pese a cumplir condenas por otros delitos, informes indican que actualmente disfrutan de beneficios penitenciarios. El juicio llegó a su final este lunes, a la espera de una sentencia que determine su futuro. Este caso resuena como un recordatorio sombrío del impacto que el terrorismo tuvo y sigue teniendo en la sociedad española. ¡La justicia parece finalmente llegar, pero a un costo inimaginable!