El pasado fin de semana, la playa de Benidorm se convirtió en el escenario de un inusitado hallazgo: un atún de 300 kilos fue encontrado muerto cerca de la orilla. La concejal de Medio Ambiente, Mónica Gómez, explicó que, tras el descubrimiento, se delimitó una zona de seguridad para los paseantes y se alertó a la Policía Local y al Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva.

El equipo de este instituto intervino de inmediato, realizando una necropsia y tomando muestras del enorme pez directamente en la playa, antes de su posterior traslado a una parcela municipal en El Murtal. Lo curioso es que el atún era demasiado grande para ser incinerado en el crematorio de la Sociedad Protectora de Animales, lo que complicó su manejo.

Gómez detalló que la parcela donde fue llevado el atún también se utiliza para almacenar otros restos marinos, como algas, que se retiran de las playas y son tratadas según los protocolos establecidos. La concejal defendió el cumplimiento de estos procedimientos, considerando que, aunque pueda resultar incómodo para los paseantes, la normativa es necesaria para garantizar la salud pública.

Se destacó que el fin de semana y el feriado retrasaron la llegada de un servicio especializado para la gestión de residuos animales, lo que más bien dificultó la intervención. Sin embargo, los expertos esperan que pronto se tomen acciones adecuadas para dar un tratamiento adecuado al ejemplar.

Este evento ha generado gran curiosidad en la comunidad, y muchos se preguntan cómo un pez de tal tamaño llegó a varar en estas playas. Los atunes, famosos por su calidad en la gastronomía del Mediterráneo, suelen ser pescados en aguas más profundas, lo que añade un misterio adicional al suceso.

En las redes sociales, la noticia ha causado revuelo y ha llevado a la especulación sobre la salud del ecosistema marino local. Las autoridades han instado a la ciudadanía a mantenerse informada sobre los protocolos de manejo de animales y a respetar las áreas acotadas en situaciones similares.