En Barcelona, la delincuencia puede tomar giros inesperados y a veces cómicos. Recientemente, dos ladrones fueron arrestados en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi tras cometer un robo en un restaurante. Su objetivo: un teléfono móvil que, como el resto de objetos de valor, había quedado sin vigilancia. Pero lo que parecía ser un golpe perfecto dio un giro inesperado cuando se dieron cuenta de que el botín les estaba jugando una mala pasada.

Aprovechando un momento de descuido en el restaurante, los ladrones decidieron apoderarse del móvil y huyeron rápidamente hacia un autobús, creyendo que se habían librado de la seguridad. Pero el destino les esperaba. Dos agentes de paisano de la Guardia Urbana, que viajaban en el mismo transporte, notaron la actitud sospechosa de los jóvenes. Estaban mirando el teléfono con asombro y confusión, ya que estaba configurado en chino, un idioma que evidentemente no dominaban.

La ironía del caso radica en que el teléfono pertenecía a un restaurante especializado en comida china, lo que explica su configuración. Esta situación, que inicialmente podría parecer un robo común, terminó con los dos ladrones enfrentándose a la justicia por su falta de prudencia. Esta historia nos recuerda que la delincuencia no siempre sale como se planea, y que a veces los ladrones son su propia perdición. Mientras tanto, los dueños del restaurante han reforzado la seguridad para evitar futuros incidentes, y ahora el lugar no solo ofrece deliciosa comida, sino también un ambiente más seguro para sus clientes.