MADRID, 3 Dic. - Un estudio revolucionario publicado en Microbial Genomics sugiere que los microbios intestinales son fundamentales para entender cómo evolucionaron los cerebros grandes en los mamíferos, incluido el ser humano. Esto cambia completamente nuestra percepción sobre la evolución cerebral y podría tener implicaciones sorprendentes para nuestra salud y metabolismo.

El tejido cerebral es conocido por ser uno de los más costosos en términos de energía en el cuerpo humano. Las especies con cerebros más grandes, como los mamíferos, requieren un suministro constante y abundante de energía para mantener su funcionamiento. A medida que nuestros ancestros comenzaron a desarrollar cerebros más grandes, surge la pregunta: ¿cómo lograron satisfacer estas necesidades energéticas tan exigentes?

Investigadores de la Universidad Northwestern han encontrado la clave en los microbios intestinales, esos pequeños organismos que residen en nuestro aparato digestivo y que juegan un papel crucial en la descomposición de alimentos y en la producción de energía vital. Durante un experimento innovador, los científicos implantaron microbios de primates con cerebros grandes (humanos y monos ardilla) y de un primate con cerebro pequeño (el macaco) en ratones. Los resultados fueron sorprendentes: los ratones que recibieron microbios de primates con cerebros grandes utilizaban más energía, mientras que aquellos con microbios de primates de cerebros más pequeños tendían a almacenar más energía en forma de grasa.

Estos descubrimientos son los primeros en demostrar cómo la microbiota intestinal de diferentes especies puede influir en las variaciones biológicas entre animales, apoyando la idea de que estos microbios podrían haber jugado un papel en la evolución al modificar el funcionamiento corporal.

Katherine Amato, la principal autora del estudio y profesora asociada de antropología, enfatiza: "La variación en la microbiota intestinal es un mecanismo inexplorado que podría facilitar diferentes requisitos energéticos del cerebro en los primates". Además, los investigadores observaron cambios fisiológicos en los ratones a lo largo del tiempo, evaluando parámetros como el aumento de peso, el porcentaje de grasa y la función hepática, entre otros.

Amato menciona que prevén realizar experimentos adicionales con microbios de otras especies de primates y recolectar información sobre los compuestos que estos microbios producen. ¿Podría esta investigación abrir la puerta a nuevos tratamientos para problemas metabólicos? Conocer cómo los microbios influyen en nuestra biología podría guiarnos hacia intervenciones más efectivas en la salud humana.

Las implicaciones de este estudio son enormes, ya que consolidan la importancia de considerar el papel de nuestras comunidades microbianas en la salud y el desarrollo evolutivo. Este trabajo no solo proporciona un nuevo ángulo sobre la evolución humana, sino que también invita a la comunidad científica a explorar más a fondo cómo estos organismos únicos moldean nuestras vidas y nuestra biología. ¡El futuro de la investigación sobre microbiota intestinal y evolución es más brillante que nunca!