A pesar del parón internacional, la Segunda División sigue su curso y la Copa del Rey aprovecha para reprogramar los encuentros suspendidos debido a la DANA. Este martes, el Levante se enfrentó al Pontevedra en Pasarón, un choque que casi acaba en desastre para el equipo granota bajo la dirección de Julián Calero. El técnico decidió arriesgar, alineando a cuatro jugadores del filial y a siete del primer equipo, en un movimiento que casi le costó caro.

Según la normativa, si un club se queda en el campo con menos de siete jugadores de la plantilla principal, incurrirá automáticamente en alineación indebida, lo que podría resultar en una derrota administrativa de 3-0, siempre que el opositor lo denuncie. En el caso de la Copa del Rey, esto podría llevar incluso a la eliminación del torneo.

A tan solo 18 minutos del partido, el jugador Marcos Navarro fue expulsado con tarjeta roja directa tras una dura entrada sobre un adversario, lo que puso al Levante al borde del abismo. Al no haber VAR en esta fase del torneo, la situación se complicó. Si el Levante hubiera quedado con seis jugadores de la primera plantilla, la derrota hubiera sido inminente. Sin embargo, la salvación llegó en forma de que el infractor era uno de los canteranos, evitando así la alineación indebida.

Aunque el Levante seguía en la pelea, la presión aumentó y cinco minutos después, Héctor Hernández anotó el primer gol para el Pontevedra, sumiendo al Levante en un mar de preocupaciones. Calero, consciente del riesgo, decidió no cambiar su estrategia y mantuvo a siete del primer equipo y a tres del filial, sabiendo que no podía arriesgarse a introducir a otro jugador del 'B', además de su portero suplente, Primo.

Es importante recordar que la normativa de la RFEF deja claro que un equipo debe estar formado en todo momento por al menos siete jugadores de la categoría correspondiente. El artículo 246 del Reglamento General establece que si, por cualquier razón, un equipo queda con menos de siete futbolistas, se considerará infracción de alineación indebida.

La Copa del Rey es tradicionalmente un terreno fértil para sorpresas y riesgos calculados. Esta vez, el Levante desafió su suerte, sufriendo una expulsión que pudo haber resultado en una eliminación temprana. Sin embargo, por un milagro del destino, lograron salir airosos de esta situación crítica. ¿Cómo afrontará Calero sus decisiones en el futuro? ¡No te pierdas la próxima ronda!