Kiko Rivera, el reconocido DJ y figura del entretenimiento español, ha roto su silencio tras meses de distanciamiento familiar y ha compartido una reveladora entrevista en el podcast ‘Poco se habla’ con Xuso Jones y Ana Brito. El hijo de Isabel Pantoja ha aprovechado esta oportunidad para abrirse sobre su vida personal, mostrando una faceta que pocos conocían.

El DJ, de 40 años, ha confesado que después de retomar la terapia y recibir el apoyo incondicional de su esposa Irene Rosales, ha cambiado significativamente. A lo largo de la entrevista, no ha dudado en expresar su bienestar actual, marcando un antes y un después en su relación con su madre y hermana, especialmente tras el reciente embarazo de Isa Pantoja.

En una de las partes más impactantes de la conversación, Kiko reflexionó sobre el efecto positivo que ha tenido el distanciamiento de su familia. "Voy a decir una cosa que lo siento así: soy mejor persona desde que estoy alejado de la familia Pantoja. Soy mejor persona", afirmó, dejando a los presentadores atónitos. Aunque su comentario sobre la mejora personal fue contundente, también enfatizó que no le desea lo malo a su familia, dejando claro que, a pesar de las diferencias, siempre quiere lo mejor para ellos.

El DJ de Cádiz se tomó un momento para hablar sobre su vida en casa, revelando su deseo de separar su identidad familiar de su personaje público: "Yo soy Kiko Rivera, pero en casa soy Francisco. Estoy intentando arreglar esta cabecita para que el personaje de Kiko Rivera no se coma a la persona". Esta distinción entre su vida privada y su vida profesional es, según él, esencial para su salud mental.

Además, Kiko no escatimó en agradecimientos hacia su esposa, Irene Rosales, a quien describió como la mejor parte de su vida. "Soy el más malo del mundo, y he tenido la gran suerte de que me ha perdonado muchísimas cosas. Estoy vivo gracias a mi mujer", explicó, recordando los oscuros momentos de su pasado relacionados con adicciones. Kiko compartió cómo su esposa lo ha ayudado a encontrar la felicidad y a valorar a su familia: "Cuando empieza conmigo, yo era un desastre. Drogadicto... Un desastre. Y ella me cambia la vida, me ha hecho entender la felicidad de otra manera".

Este intento por reconstituir su vida familiar y dejar atrás sus demonios personales ha llevado a Kiko a un lugar más feliz, donde se siente agradecido por lo que ha construido con Irene y sus hijos. "Soy más feliz, vivo con mi familia, estoy aprendiendo lo que es tener una familia," concluyó, dejando claro que la familia es su prioridad.

Kiko Rivera, con sus recientes confesiones, muestra que la autocrítica y la búsqueda de la felicidad sincera son posibles, incluso tras los tiempos oscuros. Sin duda, su relato resonará en muchos, inspirando a otros a buscar cambios significativos en sus propias vidas.