La COP29 en Bakú: ¿El caos final de las negociaciones climáticas que podría marcar la historia?
2024-11-23
Autor: Carmen
La cumbre del clima en Bakú, Azerbaiyán, se encuentra en un punto crítico y ya acumula más de un día de retraso, sin vislumbrar un acuerdo sobre la financiación climática. La COP29, que debería haber concluido el pasado viernes a las 18:00 (hora de España), está sumida en negociaciones complejas. Los países participantes aún discuten quién debe financiar los esfuerzos para que las naciones menos desarrolladas reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero y se protejan de los efectos devastadores del cambio climático, del cual son los menos responsables. Este caos ha llevado a varios negociadores a calificar la situación como alarmante, debido a la falta de transparencia en las conversaciones lideradas por Azerbaiyán, el país anfitrión.
A medida que las horas pasan y se acerca el cierre de la reunión, la tensión aumenta. Muchos delegados tienen vuelos programados para regresar a sus países esta noche o mañana, lo que aumenta el riesgo de que las negociaciones se queden sin cuórum, como ocurrió en la reciente cumbre de biodiversidad en Colombia.
El debate sobre la financiación climática es uno de los más complejos, y se complica aún más por el auge de populismos de derecha en EE UU y Europa, donde algunos líderes niegan la realidad del cambio climático. Tradicionalmente, la Unión Europea y Estados Unidos han sido los principales financiadores de iniciativas climáticas, movilizando fondos para ayudar a los países en desarrollo. Anteriormente, el objetivo establecido era conseguir 100.000 millones de dólares anuales, cifra que se esperaba actualizar considerablemente en esta cita.
Sin embargo, el último borrador presentado el viernes que proponía alcanzar 1,3 billones de dólares de financiación global en 2035 ha recibido críticas de muchos países en desarrollo y organizaciones ambientales, que consideraron insuficiente el monto planteado. A medida que avanzan las discusiones, las presiones aumentan; el G-77 —un grupo que representa a más de 130 países del Sur Global— exige que la financiación anual ascienda a 500.000 millones para 2030. La situación es cada vez más insostenible ya que la falta de acuerdos claros sobre cómo se movilizarán esos fondos (ya sea mediante créditos, ayudas a fondo perdido o a través de bancos de desarrollo) obstaculiza el progreso.
El clima y el ambiente en Bakú son tensos, con protestas de activistas climáticos que instan a los países a rechazar cualquier pacto que no sea lo suficientemente robusto. "Un mal acuerdo no es mejor que ningún acuerdo", advierten. En esta cumbre, el panorama internacional es sombrío, con el regreso inminente de Donald Trump a la Casa Blanca y el ascenso de líderes populistas en América Latina y Europa que han desviado la atención de la lucha contra el cambio climático.
"La gran lucha es la cifra", declaró Juan Carlos Monterrey, el enviado especial del clima de Panamá, quien enfatizó que es imperativo llegar a un acuerdo en Bakú. "La ciudad no puede convertirse en otro Copenhague, eso sería un golpe mortal al multilateralismo". A medida que la hora de cierre se aproxima, el futuro de la cooperación climática global pende de un hilo, y muchos temen que la falta de consenso aquí podría marcar el comienzo de un retroceso en la lucha contra el cambio climático global.