La Cumbre del Clima en Crisis: ¿Podrán los Líderes Mundiales Encontrar un Acuerdo antes del Colapso?
2024-11-23
Autor: Carmen
La Cumbre del Clima de la ONU, que se está llevando a cabo en Bakú, enfrenta una encrucijada crítica. Según el presidente de la COP29, Mukhtar Babayev, "Nadie quiere marcharse sin un resultado satisfactorio, pero el tiempo no juega a nuestro favor". Hoy, durante la sesión plenaria, los delegados de casi 200 países se reunieron con la esperanza de lograr consensos esenciales ante la mirada del mundo.
La tensión entre los países desarrollados y en desarrollo ha alcanzado niveles alarmantes, con desacuerdos sobre cómo se debe gestionar la "factura" del cambio climático. ONG internacionales han instado a las naciones en desarrollo a tomar una postura firme en la lucha por una financiación climática justa, que es vital para enfrentar las repercusiones del calentamiento global.
En un giro dramático, la tarde de hoy, grupos de naciones-isla y países menos desarrollados abandonaron la mesa de negociaciones exigiendo al menos un 30% de financiamiento público para abordar la crisis climática. Delegados de Samoa y Sierra Leona expresaron su descontento: "Vinimos con la intención de llegar a un acuerdo justo, pero sentimos que nuestras voces no han sido escuchadas".
El secretario general de la ONU, António Guterres, intentó calmar la situación al instar a los países desarrollados a elevar su oferta de financiación de 250.000 millones a 300.000 millones de dólares anuales. Mientras que la Unión Europea mostró un inicio de apertura para negociar, Estados Unidos, Canadá y Japón se mostraron reticentes.
En un momento de leve esperanza, algunas naciones ricas manifestaron su disposición para aumentar su oferta de financiación. Sin embargo, las naciones que son receptoras de estas ayudas continuaron sintiéndose insatisfechas y se levantaron de la mesa. El viejo borrador del acuerdo estipulaba una asignación de 250.000 millones de dólares anuales, que comparado con las necesidades a largo plazo de 1,3 billones de dólares que piden los países en desarrollo, resulta totalmente insuficiente.
"Es inaceptable que el mundo desarrollado ofrezca cantidades tan irrisorias mientras los países vulnerables enfrentan riesgos existenciales", afirmó Juan Carlos Monterrey, representante de Panamá. Además, Ali Mohamed, delegado de Kenia, subrayó que la cifra mínima requerida para adaptaciones en África es de 400.000 millones de dólares anuales.
La Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS) también expresó su decepción profunda, manifestando que les resulta inaceptable un tratado que ignora el sufrimiento de las naciones vulnerables. Mukhtar Babayev prometió extender las negociaciones más allá del 22 de noviembre, con la esperanza de alcanzar una resolución consensuada en lo que se ha denominado la "cumbre de la financiación".
El enfoque inicial del acuerdo había dejado en la incertidumbre la cifra para la financiación climática, y ahora, incluso la inclusión de "nuevos impuestos a combustibles fósiles" para cubrir déficit ha generado debates acalorados. Críticos han descalificado esta propuesta, argumentando que estas soluciones infringen la soberanía de las naciones en desarrollo y pueden profundizar su crisis de deuda.
"El texto que se discute es inadecuado y desconectado de la cruda realidad que enfrentan los países afectados por el cambio climático", denunció Jasper Inventor de Greenpeace. En un tono similar, Namrata Chowdary de 350.org advirtió que el Norte global no debe jugar con las vidas de las personas más vulnerables en esta negociación crucial. La representante de Christian Aid, Mariana Paoli, hizo eco de esta preocupación al afirmar que las naciones en desarrollo deberían levantarse de la mesa de negociaciones ante tales propuestas vacías.
Sin un acuerdo significativo, se corre el riesgo de que esta cumbre aplace aún más el cumplimiento de las promesas internacionales hechas en Copenhague en 2009, que establecieron un objetivo de 100.000 millones de dólares en financiación anual, objetivo que ha tardado más de una década en hacerse realidad. La posibilidad de un colapso en las negociaciones sigue latente, y los líderes mundiales deben actuar ahora, o el futuro del clima y la humanidad podría estar en grave peligro.