La confrontación entre Rusia y Ucrania se intensifica con un persistente intercambio de ataques aéreos, en su mayoría a través de drones de larga distancia, mientras las negociaciones bajo la mediación de Estados Unidos buscan establecer un alto el fuego que inicialmente podría centrarse en limitar ataques a infraestructuras energéticas enemigas.

Según informes de la Fuerza Aérea ucraniana, durante la pasada madrugada se derribaron 57 drones kamikaze Shahed y otros modelos lanzados por el Ejército ruso, lo que subraya la efectividad de las defensas aéreas de Ucrania. Estos ataques tuvieron como blanco las regiones de Kiev, Járkov, Sumi, Kirovograd y Zaporiyia, provocando daños importantes en infraestructura civil y aumentando la tensión en la región.

Adicionalmente, se dieron a conocer que otros 36 drones, sin carga explosiva y diseñados para engañar a las defensas enemigas, cayeron sin causar daños significativos, evidenciando la estrategia de confusión por parte de las fuerzas rusas.

Desde el lado ruso, las autoridades reportaron que sus defensas antiaéreas lograron derribar la noche pasada 28 drones ucranianos sobre tres regiones del sur de Rusia y la anexionada península de Crimea. La mayoría de estos drones fueron destruidos sobre las regiones de Briansk (12) y Rostov (12), mientras que el resto fue abatido en Krasnodar (1), Crimea (2) y en aguas del mar de Azov.

En medio de estas hostilidades, las acusaciones de violación de la tregua no se han hecho esperar. Moscú acusa a Ucrania de no respetar la tregua energética que fue anunciada unilateralmente por el presidente ruso, Vladímir Putin. Esta tregua, sin embargo, no ha sido aceptada por Kiev, que exige que se extienda a todas las infraestructuras civiles.

El pasado sábado, Rusia envió una advertencia a Ucrania, indicando que si los ataques a instalaciones energéticas continuaban, Moscú se reserva el derecho de responder con la misma intensidad. Por su parte, Ucrania ha denunciado a Rusia por comprometer los términos de su propia tregua al perpetrar ataques contra infraestructuras civiles ucranianas.

Este incremento de la hostilidad se desarrolla en un contexto donde la comunidad internacional observa con preocupación, y mientras se espera que los diálogos en Arabia Saudí den un giro hacia una posible paz. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica y cualquier paso en falso podría desencadenar una escalada aún mayor en el conflicto.