Las devastadoras imágenes tras la DANA del 29 de octubre en localidades como Paiporta, Catarroja, Picanya, Utiel, Requena, Chiva y Cheste son sorprendentes: calles cubiertas de barro y vehículos apilados de manera caótica.

El desbordamiento del río Magro y del Barranco del Poyo se llevó todo a su paso, convirtiendo una tranquila Huerta Sur en un paisaje dantesco, donde coches, furgonetas y camiones fueron arrastrados por las violentas corrientes. Se estima que más del 90% de los vehículos afectados están considerados como siniestro total.

Las cifras de la Red de Empresas de Auxilio en Carretera (REAC) son alarmantes; se habla de entre 100.000 y 200.000 vehículos destruidos, casi un tercio del total registrado en los municipios afectados. Hasta el 8 de noviembre, se habían recibido alrededor de 83.437 solicitudes de indemnización al Consorcio de Compensación de Seguros.

Reciclaje en juego

Ya se están trasladando estos vehículos a los desguaces, que se preparan para la inminente oleada de siniestros. Más de 50 centros autorizados por la Generalitat Valenciana han recibido el visto bueno para aumentar su capacidad, y se han concedido excepciones temporales en cuanto a normativas ambientales. Desde 2015, Europa exige reciclar el 95% de cada vehículo fuera de uso.

La Direcció General de Trànsit (DGT) calcula que aproximadamente 120.000 vehículos han sido afectados en la provincia, de los cuales el 98% probablemente serán desguazados. Esto representa toneladas de plásticos, aceites, vidrios y otros líquidos contaminantes que se liberan al medio ambiente. Los desguaces tienen una tarea complicada: garantizar que todos estos vehículos estén debidamente dados de baja antes de procesar sus materiales.

Uno de los principales problemas es la comunicación con los propietarios de los coches. La DGT anunció que se darían de baja de oficio los vehículos afectados antes del 1 de enero, permitiendo a los dueños evitar el pago del impuesto municipal. Sin embargo, aquellos que desean recuperar su coche deberán pasar por la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) y cumplir todas las normativas correspondientes.

El viaje hacia el reciclaje inicia en los centros de tratamiento, donde los vehículos son 'descontaminados'. Este proceso es esencial antes de desmantelar un coche; cualquier fluido que pueda dañar el entorno debe ser evacuado, y si es posible, reutilizado como combustible o lubricante. La reutilización es clave en esta crisis, considerando que se estima que más de 700.000 vehículos se reciclan anualmente en España.

A partir de aquí, se procede a desmontar las más de 4.000 piezas de cada automóvil. Desde motores hasta faros, cada componente es almacenado para su posible reutilización o reparación. Posteriormente, el chasis se prepara para ser prensado, convirtiéndolo en un cubo de metal, que será triturado en instalaciones específicas para separar los materiales metálicos y aprovechar hasta el 70% de estos.

La cantidad de cableado en los coches modernos también llama la atención; se pueden llegar a recuperar cientos de kilos de cobre y aluminio. Mientras tanto, los neumáticos deteriorados son triturados y reutilizados para la fabricación de césped artificial o como combustible en diferentes industrias, lo que otorga un nuevo propósito a lo que parecía ser un residuo.

La gestión de esta crisis no solo implica desguazar coches; se trata de una oportunidad para mejorar la sostenibilidad y crear conciencia sobre la importancia del reciclaje en el ámbito automotriz. No te quedes fuera, ¡es momento de informarte y actuar para cuidar nuestro planeta!