La vida de Iñaki Urdangarin después de su divorcio de la Infanta Cristina ha captado la atención de muchos, generando preguntas sobre cómo un exduque que alguna vez vivió en la opulencia ha cambiado a un estilo de vida que podría considerarse 'a bajo costo'. A pesar de las afirmaciones de que lleva una vida acomodada, parece que Urdangarin ha adoptado la austeridad como su nueva filosofía de vida, al menos en lo que se muestra al público.

Luego de cumplir una condena de cinco años y diez meses por el conocido caso Nóos, Iñaki ha expresado su deseo de alejarse de las miradas curiosas. "Ya no formo parte de la familia real", declaró, mostrando un deseo sincero de disfrutar de su nueva vida como un individuo común, priorizando el tiempo con sus hijos y su nueva pareja, Ainhoa Armentia.

A pesar de esta transformación, no ha renunciado por completo a los placeres de la vida. Durante unas recientes vacaciones en Formentera, un destino turístico famoso por sus precios altos, no se le vio disfrutando de lujos desmedidos. Al contrario, fue huésped de un amigo empresario, lo que le permitió evitar los costos de hospedaje. Urdangarin ha tomado la decisión de evitar los altos costes que suelen acompañar a estos viajes, optando por ir en temporada baja.

Su estilo de vida, según reporta Vanitatis, parece centrarse en la simplicidad. Al visitar a su hijo Pablo en Barcelona, Iñaki prefiere hospedarse en la casa de su hijo en lugar de alquilar un apartamento en el centro, una clara muestra de su intención por mantener un ambiente familiar y minimizar gastos. Además, fue visto haciendo la compra en un supermercado local, un gesto que refuerza su imagen de vida modesta.

Por otro lado, no se puede negar que, junto a Ainhoa, Urdangarin está disfrutando de nuevas experiencias. Sus vacaciones se han convertido en una parte clave de su vida; el año pasado, viajaron a Baqueira Beret, famoso por ser un lugar de esquí frecuentado por la Familia Real. A pesar de que no es un destino barato, no quisieron perderse la oportunidad de disfrutar de la nieve.

En Semana Santa, optaron por Marrakech y también se aventuraron hasta Camboya para visitar a Irene, su hija menor, quien trabaja como voluntaria en la fundación de Kike Figaredo. También hicieron un viaje a Londres, donde, demostrando su enfoque austero, optaron por volar en clase económica y utilizar el transporte público en lugar de taxis. El alojamiento que eligieron fue un hotel con tarifas accesibles, lo que rompió con la idea de que están llevando una vida de excesos.

Lo más intrigante es que la temporada de viajes parece estar lejos de terminar. Se espera que próximamente visiten nuevamente el Reino Unido para ver a Irene, quien está estudiando allí. Probablemente, Iñaki y Ainhoa se queden con su hijo mayor, Juan, quien vive en Londres, un detalle más que subraya su deseo de mantener un estilo de vida austeramente planificado. En definitiva, la manera en la que Iñaki maneja sus finanzas y prioridades revela una interesante narrativa sobre la adaptación y la vida después de la realeza.