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Más allá del premio Nobel: ¿Es posible una ciencia colectiva?

2024-10-14

Autor: Antonio

Una vez más, el galardón Nobel genera controversias. Este año ha vuelto a estallar el debate sobre la falta de reconocimiento a mujeres investigadoras, llevando a la discusión sobre la importancia de la ciencia comunitaria y la eliminación del personalismo en la academia.

El 7 de octubre de 2024 se anunciaron los premios Nobel, destacando el de Fisiología y Medicina otorgado a Victor Ambros y Gary Ruvkun por sus investigaciones sobre los microRNA. Sin embargo, la controversia surge porque el artículo seminal que describe estos microRNA, publicado en 1993 en la revista Cell, tuvo como coautoras a Rosalind C. Lee y Rhonda L. Feinbaum, pero solo Ambros fue honrado con el premio. La academia sueca, al conmemorar el logro de Ambros, mencionó erróneamente a Lee como "who was also the first author," lo que desató una serie de reacciones en redes sociales y medios de comunicación.

A nivel histórico, se ha documentado que desde 1901 hasta 2023, solo 65 de los 970 premios Nobel fueron asignados a mujeres científicas, lo que evidencia un profundo problema en la representación de género en la academia. En el ámbito científico, se ha publicado un estudio en 2019 que revela que a pesar de un aumento en el número de investigadoras, la representación femenina en los premios Nobel se mantiene estancada.

En particular, el reciente Nobel de Fisiología y Medicina ha sido objeto de análisis. La investigadora Julie Giovacchini, en su cuenta de Mastodon, destacó la contribución esencial de Rosalind Lee en la investigación premiada, lo que plantea preguntas sobre la equidad en el reconocimiento: "¿Por qué una investigadora que co-desarrolló un concepto tan vital no recibe el mismo trato?" Esta inquietud resuena con lo que Timnit Gebru, una destacada científica, expresa sobre el simplismo con que se evalúa el mérito en función del género.

Los microRNA, descubiertos en la década de 1990, son esenciales en la regulación genética y la defensa ante infecciones en algunos organismos. Su estudio abre camino a nuevas formas de entender la epigenética y la herencia. Sin embargo, a pesar de su relevancia, los investigadores sobre este tema siguen siendo mayoritariamente hombres.

Investigaciones recientes han mostrado cómo la red de premios Nobel tiende a favorecer a hombres blancos mediante un sistema de nominaciones que favorece a hombres dentro de conocidas redes sociales de académicos. Esto plantea la cuestión de cómo las mujeres, muchas de las cuales están igualmente capacitadas, quedan excluidas de estas redes. La filósofa Eulalia Pérez Cedeño recalca la dificultad de las mujeres en compaginar vida profesional y personal dentro del ecosistema académico, que tiende a premiar arroces masculinos.

Este artículo no busca simplemente señalar la falta de mujeres en premios Nobel, sino que es una llamada a cambiar el paradigma de cómo se valora la ciencia. Con una estructura que privilegia el éxito individual y perpetúa el patriarcado en la ciencia, es fundamental que se reconozcan las aportaciones de todas las personas involucradas en las investigaciones. A medida que el trabajo colectivo en ciencia se vuelve más valorado, se puede aspirar a una representación más justa en premios y reconocimientos.

La conclusión es clara: si queremos avanzar hacia una ciencia colectiva, necesitamos reformar el actual sistema de reconocimientos que, en el fondo, sigue siendo masculino y excludente. La ciencia es un esfuerzo conjunto que no debería ser menospreciado ni invisibilizado.