La noche del sábado se produjo un devastador asesinato machista en Estepa, Sevilla, donde Alberto acabó con la vida de María, una madre de 49 años. Solo un día después, en Orihuela, Alicante, un adolescente de 17 años mató a su exnovia, Chloe, de 15. Estos terribles episodios son solo el último reflejo de una violencia que sigue aumentando en España, llevando a miles de mujeres y aliadas a salir a las calles el 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género. Aunque la gran mayoría coincide en la necesidad de erradicar esta violencia, las manifestaciones se dividieron en varias ciudades como Madrid, Sevilla y Valladolid, evidenciando las tensiones internas dentro del feminismo.

Desde hace dos años, la aprobación de la ley trans y posturas divergentes sobre la prostitución han fracturado el movimiento, especialmente en Madrid. La ministra de Igualdad, Irene Montero, del partido Unidas Podemos, y otros grupos feministas han protagonizado marchas con enfoques diferentes en la capital. Montero estuvo presente en una manifestación que abogaba por un feminismo inclusivo, mientras que la ministra Ana Redondo se unió a una convocatoria crítica de la ley trans.

La manifestación de Madrid reflejó la situación con aproximadamente 3,500 asistentes, según la Delegación del Gobierno. Redondo destacó la urgencia de la lucha por la igualdad y la libertad, mientras que Montero recordó que han sido 41 mujeres asesinadas en lo que va del año, enfatizando la importancia de un mayor activismo feminista.

En Málaga, alrededor de 1,500 personas participaron en una manifestación unitaria, sobre todo mujeres, quienes corearon diversos lemas en contra de la violencia machista, resaltando que "no es no, lo demás es violación". En Sevilla, dos marchas dividieron a los manifestantes, pero algunas mujeres como Antonia Corona y Mar González unieron sus voces en favor de la defensa colectiva de los derechos. "Nos unen muchas más cosas de las que nos separan", afirmaron, insistiendo en que la violencia afecta a todos los estratos sociales.

Un grupo de mujeres gitanas en A Coruña también se unió a la protesta, denunciando que su cultura no debe asociarse con las agresiones a las mujeres. Recordaron que "las violaciones y las agresiones no son nuestra cultura" y pidieron ser escuchadas en el movimiento feminista.

En San Sebastián, un grupo también hizo eco de que el éxito del feminismo ha generado respuestas agresivas por parte de algunos hombres que ven amenazados sus privilegios, destacando que la organización es fundamental para la libertad de todas.

Por otro lado, en Barcelona se conmemoró a las mujeres que han perdido la vida por violencia machista, con una participación estimada en 2,000 personas. Se recordó el caso de Gisèle Pelicot, víctima de múltiples agresiones sexuales, llevando consigo un mensaje poderoso: "la vergüenza debe cambiar de bando".

Finalmente, el movimiento se sintió en todo el país, desde Valencia, donde las víctimas enfrentan una situación aún más dura debido a un reciente temporal, hasta Valladolid, donde los gritos de "¿A cuántas más tienen que matar?" resonaron entre cientos de manifestantes que mostraron la devastadora cifra de 1,286 mujeres asesinadas en España desde que existen registros.

La situación es insostenible y cada manifestación representa un grito de unión y resistencia ante un sistema que necesita mejoras urgentes. En este Día Internacional contra la Violencia de Género, la lucha se intensifica, recordando que la violencia machista no solo es un asunto de las mujeres, es un asunto de toda la sociedad.