¿Sabotaje ruso o accidente? El extraño corte de cables submarinos en el Báltico genera pánico en Alemania y Finlandia
2024-11-19
Autor: Carmen
Las aguas del Báltico se encuentran nuevamente en el centro de la atención internacional debido a un misterioso corte en un cable submarino que une Finlandia y Alemania, cerca de la isla sueca de Gotland. Este incidente ha desatado fuertes especulaciones sobre un posible sabotaje por parte de Rusia, reviviendo temores similares a la explosión del gasoducto Nordstream en 2022, que aseguraba el suministro de gas ruso a Alemania.
La empresa estatal finlandesa Cinia, responsable de la gestión de esta conexión crucial, informó que no solo se ha dañado el cable principal, sino que un segundo cable, que se extiende a lo largo de 1,170 kilómetros, también ha sufrido interrupciones. Esto incluye un enlace de 1,200 km entre Alemania y Finlandia, así como un cable adicional que conecta Lituania y Suecia. En respuesta a la situación, Cinia ha desplegado un barco de reparación para investigar la causa del corte, el cual afecta la única conexión directa de Finlandia con Europa central.
El ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, ha calificado este daño como una "acción híbrida" y un "sabotaje". Enérgicamente, desestimó la narrativa de que el corte podría haberse producido accidentalmente, sugiriendo que debemos considerar seriamente la posibilidad de una intervención deliberada. En sus declaraciones a la prensa en Bruselas durante una reunión de ministros de Defensa de la Unión Europea, Pistorius advirtió que los dos cables dañados son una señal inequívoca de que "algo está sucediendo".
A pesar del incidente, la Agencia de Comunicaciones de Finlandia declaró que la mayoría de los usuarios de Internet no experimentarán grandes interrupciones, dado que el país cuenta con alternativas de conexión. Sin embargo, el suceso ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas de comunicación y energía en el Báltico, especialmente en un contexto de creciente suspicacia y vigilancia hacia Rusia por parte de los gobiernos europeos.
Cinia, por su parte, aún no ha presentado evidencias directas de sabotaje, aunque no descarta que el daño pueda haber sido causado por la actividad humana. Ari-Jussi Knaapila, director ejecutivo de Cinia, destacó que "este tipo de incidentes sin impacto externo son inusuales en estas aguas", sugiriendo que podría haber habido una intervención, ya sea accidental o intencionada. Se planteó la posibilidad de que un barco arrastrero o un buque de carga causara el daño al lanzar un ancla, aunque Knaapila también señaló que los cables de fibra óptica están protegidos por una doble capa de acero para prevenir daños accidentales.
El momento es particularmente delicado para Finlandia, que recientemente se unió a la OTAN tras décadas de neutralidad. Esto ha llevado al país a un estado de alerta máxima ante posibles actos de espionaje o sabotaje por parte de Rusia. En septiembre, la inteligencia de la OTAN alertó sobre la creación de una unidad submarina secreta rusa, cuyo objetivo sería dañar infraestructuras clave en el Báltico, lo que agrava aún más los temores sobre una influencia geopolítica detrás de estos incidentes.
Dmitry Medvedev, ex presidente ruso, también comentó sobre el tema, sugiriendo que los cables submarinos que conectan Europa con otras regiones podrían ser considerados objetivos legítimos a causa de la “complicidad” de los países occidentales en la destrucción del gasoducto Nord Stream.
Ante esta serie de desafíos, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones de Finlandia ha emitido nuevas directrices para crisis que incluyen recomendaciones sobre cómo manejar situaciones de interrupciones prolongadas en la infraestructura de telecomunicaciones. Estas medidas buscan preparar a la población ante la eventualidad de que ocurran incidentes similares en el futuro, especialmente teniendo en cuenta la proximidad de Rusia y la numerosa presencia de estados miembros de la OTAN en el Báltico.
La historia reciente del Báltico es un recordatorio de la fragilidad de las infraestructuras críticas. La explosión del Nord Stream aún está bajo investigación, mientras que episodios como el de un carguero chino que dañó accidentalmente un gasoducto entre Finlandia y Estonia, solo añaden más incertidumbre en torno a la seguridad de estas conexiones.
La continuidad de estos incidentes subraya la vital importancia de proteger las conexiones submarinas en Europa y revela la urgente necesidad de una vigilancia más estricta frente a eventuales actos de sabotaje que puedan amenazar la estabilidad y seguridad energética del continente.