Rumania amaneció este lunes en estado de shock tras el inesperado triunfo de Calin Georgescu, un candidato de 62 años afín al Kremlin que ha despertado controversias con sus polémicas proclamas antisemitas y antioccidentales. Con más de 2.117.000 votos, Georgescu se llevó el 23,94% de las boletas en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, a falta de solo el 0,5% de los votos por escrutar. Sin embargo, alcanzar la presidencia no será tarea fácil para él, ya que se enfrentará el próximo 8 de diciembre en una segunda vuelta a Elena Lasconi, la alcaldesa de Campulung y periodista de centroderecha, quien logró un sorprendente segundo lugar con el 19,7% de los votos, superando al primer ministro Marcel Ciolacu, quien no esperaba este resultado y quedó en tercer lugar con el 19,5%.

Este evento marca un hito importante en la política rumana, ya que por primera vez en 35 años el Partido Socialdemócrata no participará en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. La campaña de Lasconi ha advertido sobre el peligro que representa Georgescu, acusándolo de estar al servicio de intereses que buscan dividir a Rumania y de tener conexiones con el pasado fascista del país.

En los últimos años, Rumania ha visto un fuerte cambio en la inclinación de los votantes hacia formaciones nacionalistas, algo sin precedentes desde la caída del comunismo hace casi 35 años. De hecho, la población rumana, que asciende a aproximadamente 19 millones de habitantes, ha mostrado un creciente descontento con la dirección política actual, llevando a que candidatos como Georgescu, que promueven un discurso nacionalista y aislacionista, ganen terreno.

Georgescu, un ferviente religioso y nacionalista, calificó su victoria como "un asombroso despertar" del pueblo rumano. En su campaña, ha hecho uso de la popular plataforma TikTok, donde ha instado a los ciudadanos a reducir las importaciones, apoyar a los agricultores locales y aumentar la producción nacional de alimentos y energía, tocando así una fibra sensible en la población.

Con un mensaje claro contra la OTAN y Estados Unidos, Georgescu argumenta que la pertenencia de Rumania a estos organismos no representa los intereses del país. Ha expresado sus opiniones sobre la guerra en Ucrania, sugiriendo que está influenciada por intereses empresariales militares de EE. UU. Además, ha elogiado a Vladimir Putin, describiéndolo como un "hombre que ama a su país", lo que ha generado alarma en algunos sectores de la sociedad rumana.

Las agencias de noticias rusas han aclamado la victoria de Georgescu, destacando su postura ambivalente hacia la OTAN y su llamado a la normalización de relaciones con Moscú. A medida que el país se prepara para la segunda vuelta, Lasconi ha instado a sus seguidores a permanecer alertas en los colegios electorales, enfatizando que cada voto cuenta en esta crucial elección para el futuro de Rumania.