Este viernes, la Fuerza Aérea israelí llevó a cabo un audaz ataque aéreo en el suburbio de Dahiye, al sur de Beirut, tras haber emitido un aviso de evacuación a los ciudadanos de la zona. Este ataque es una represalia a la segunda serie de cohetes lanzados desde Líbano hacia el norte de Israel, una escalada que ha elevado las tensiones en la región.

Israel justificó su acción en respuesta a seis cohetes disparados contra Metula, de los cuales tres impactaron en territorio libanés y tres fueron interceptados por el sistema de defensa israelí. Además, atacó múltiples objetivos asociados con Hizbulá en el sur de Líbano, marcando su primer ataque en la capital libanesa desde que se instauró una tregua temporal el 27 de noviembre.

"Las Fuerzas de Defensa de Israel han golpeado una infraestructura utilizada por Hizbulá para almacenar vehículos aéreos no tripulados en Dahieh", declaró el ejército israelí, enfatizando que habían advertido a los civiles para evitar bajas. Las autoridades israelíes consideraron que estas ofensivas son una respuesta necesaria ante lo que ellos definen como una grave violación de acuerdos de seguridad que ponen en riesgo a los civiles israelíes.

Por otro lado, Hizbulá ha rechazado su implicación en el ataque con cohetes, calificando las acusaciones israelíes como excusas sospechosas para prolongar la agresión en su contra. La situación se tornó aún más tensa cuando las sirenas de alerta sonaron esta mañana en localidades del norte de Israel, señalando el lanzamiento de proyectiles desde el sur del Líbano. Uno de ellos fue interceptado mientras que el otro no alcanzó territorio israelí.

Israel tomó medidas preventivas antes del ataque mediante drones, que realizaron disparos de advertencia en la región, lo que culminó en la destrucción de un edificio asociado a Hizbulá, generando una columna de denso humo negro. El Ministerio de Defensa de Israel ha dejado claro que el gobierno libanés es responsable de cualquier ofensiva hacia sus territorios, intensificando la presión sobre el liderazgo libanés.

Desde París, el presidente libanés Joseph Aoun condenó el ataque, afirmando que representa una violación clara del acuerdo de alto el fuego previamente acordado. Llamó a la comunidad internacional, especialmente a Francia y Estados Unidos, a intervenir para salvaguardar la estabilidad del Líbano, instando a que se respeten las resoluciones internacionales.

La situación en la región es extremadamente volátil, y se teme que puedan surgir más enfrentamientos, sobre todo considerando el panorama político tenso en el Líbano. Desde la llegada de Aoun al poder, ha manifestado su deseo de mantener la paz, pero la presión sobre él aumenta con cada escalada de violencia. Las fuentes de seguridad libanesas han indicado que los cohetes utilizados en este ataque son similares a los que se lanzaron anteriormente, mientras el ejército libanés continúa investigando quién podría estar detrás de los disparos.

La comunidad internacional observa con atención cómo la dinámica entre Israel y Líbano evoluciona. A medida que las tensiones aumentan, es crucial que ambas partes busquen una solución diplomática antes de que la situación se convierta en una crisis humanitaria mayor.