Una niña de solo ocho años ha fallecido en Texas debido al sarampión, marcando la segunda muerte de un niño no vacunado por esta enfermedad en las últimas semanas. Este trágico suceso resalta una creciente crisis de salud pública, con casi 500 casos de sarampión confirmados únicamente en Texas.

La niña fue ingresada en el Hospital Universitario de Lubbock y, según un representante del centro médico, no tenía antecedentes de problemas de salud graves que pudieran haber influido en su trágico desenlace. La situación ha llevado al hospital a hacer un llamado urgente: "Este lamentable hecho subraya la importancia de la vacunación", enfatizando la necesidad de que las familias mantengan al día el calendario de vacunación para proteger no solo a sus hijos, sino a la comunidad entera.

Este trágico evento se produce cinco semanas después de la muerte de otro menor no vacunado a causa del sarampión, lo que llevó a que esta fuera la primera fatalidad por la enfermedad en Estados Unidos en una década. Ambos casos ocurrieron en medio de un brote en el oeste de Texas, que ha afectado a 481 personas, la mayoría de ellas niños no vacunados, según el último informe del Departamento de Salud de Texas.

En medio de esta crisis, se espera que el secretario de Sanidad del Gobierno federal, Robert Kennedy, realice un viaje a Texas. Sin embargo, este funcionario ha expresado públicamente sus dudas sobre la eficacia de las vacunas, lo que ha suscitado controversia en un momento crítico.

El brote de sarampión comenzó en el condado de Gaines, al suroeste de Lubbock, cerca de la frontera con Nuevo México, y desde entonces se han reportado casos en otros 18 condados de Texas, así como en el estado vecino de Oklahoma. La situación es alarmante: más de la mitad de los casos han sido registrados en niños de 5 a 17 años, con 89 casos confirmados, mientras que en la franja de 0 a 4 años hay 64 contagios. De estos, 80 son pacientes no vacunados, y 56 de los infectados han requerido hospitalización.

Es crucial que las comunidades se unan para detener la propagación de esta enfermedad potencialmente mortal. La historia de esta niña sirve como un recordatorio desgarrador de las repercusiones de la falta de vacunación.