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Una revolución literaria: Escritores de una nueva generación desafían el lenguaje estándar y reviven la oralidad

2025-03-26

Autor: José

La literatura, un vasto territorio compartido, encuentra en el español su lazo más fuerte, un idioma que une a más de 500 millones de personas. Sin embargo, este mismo idioma se convierte en una autopista creativa donde los cabriolas y los localismos florecen sin barreras. Autores como Luis Mario (Suances, Cantabria, 33 años), David Uclés (Úbeda, Jaén, 35 años) y Greta García (Sevilla, 33 años) se han inspirado en la trailblazer Andrea Abreu, una escritora de 30 años de Icod de los Vinos, Tenerife, quien en 2020 rompió esquemas con su obra 'Panza de burro' (Barrett). Esta novela es un verdadero banquete verbal que juega con un lenguaje no incluido en los diccionarios y que se burla de las normas establecidas.

En esta era donde el globalismo parece dominar, surge una interrogante: ¿estamos cansados de lo común y de una literatura que recuerda a cadenas como Zara y Starbucks? La respuesta puede encontrarse en la obra de quienes han decidido rescatar la oralidad de sus ancestros y el habla local que aprendieron en sus pueblos. "Hoy podemos desinstalar aplicaciones o editar videos, pero no sabemos cultivar patatas o calcular las cabañuelas", reflexiona David Uclés, cuya obra 'La península de las casas vacías' (Siruela) ha ido ganando reconocimiento. Uclés agrega: "Busco un lenguaje que se sienta lírico pero accesible, en sintonía con la forma de hablar de mi sociedad. Mis personajes tienen diálogos que son esencialmente rurales y peninsulares, reflejando las distintas voces de España".

La filóloga y académica de la RAE, Inés Fernández-Ordoñez, indica que la educación y los medios de comunicación están detrás de la tendencia a homogeneizar el lenguaje y eliminar rasgos dialectales. Sin embargo, desde su perspectiva, los dialectos son todavía cruciales como marcadores identitarios en sus comunidades.

La transición de lo cotidiano a la alta literatura

Andrea Abreu, quien experimentó el auge del éxito con 'Panza de burro', prefiere el silencio mientras trabaja en su nueva novela. No obstante, su editora, Sabina Urraca, defiende la complejidad del lenguaje que emplea Abreu. "Llamar a su estilo canarismo es simplificar demasiado. Cada isla o barrio tiene su propia jerga. El idioma de 'Panza de burro' es más una narración que una etiqueta fija", sostiene Urraca, añadiendo que el lenguaje evoluciona con la vida y es un reflejo de la experiencia compartida.

Entre otros nombres que están redefiniendo la literatura de los noventa se encuentran Aida González Rossi (Tenerife, 1995) con 'Leche condensada', donde fusiona léxico local con elementos del lenguaje de videojuegos; y Claudia Muñiz, quien logra mezclar su herencia cubana con el inglés y los modismos madrileños.

Urraca, tras haber vivido en San Sebastián, Canarias y Madrid, considera que la diversidad lingüística le fascina. "Como autora y editora, las únicas reglas son las que cada libro establece. Con cada vez más escritores atreviéndose a desafiar las normas, la literatura se vuelve un juego apasionante".

Esta nueva corriente literaria se enriquece con términos frescos como 'estregarse', 'esperruñar' y 'macaneo' de Andrea Abreu; las expresiones singulares de Luis Mario; así como supersticiones de la vida rural y costumbres autóctonas. Uclés enfatiza que 'La península de las casas vacías' busca rescatar no solo el lenguaje, sino también la cultura y la historia de su familia, trabajando con la tradición oral.

El riesgo de lo vulgar

¿Es la vulgaridad una amenaza? Según Fernández-Ordoñez, lo que una vez se consideró vulgar puede llegar a ser apreciado por su valor estético. "La voluntad de reflejar la oralidad canaria en novelas como 'Panza de burro' no puede ser vista como vulgaridad", sostiene, resaltando la intención detrás del uso del lenguaje.

Luis Mario defiende que cualquier idioma necesita normas, pero subraya que la creatividad surge al jugar con esas reglas mientras se mantiene la comunicación efectiva. Sabina Urraca añade que la literatura española ha sido demasiado normativa, lo cual ha llevado a una pobreza lingüística, en contraste con la riqueza expresiva que brota de la literatura latinoamericana.

Concluyendo sobre el futuro, Uclés sugiere que a pesar de vivir en un mundo hipercocido por el inglés, existe un deseo creciente de redescubrir y valorar las voces locales. Tal vez, gracias a las redes sociales, empecemos a apreciar más la calma y la autenticidad de lo local, lo que podría generar un regreso a las raíces culturales y literarias. Y es precisamente el esfuerzo por recuperar estas voces lo que alimenta la producción literaria actual.