¡La nueva Comisión Europea finalmente ve la luz! Tras semanas de intensas negociaciones y tensiones políticas, fuentes del Parlamento han confirmado que se ha desbloqueado la formación de la nueva Comisión Europea, con la española Teresa Ribera como vicepresidenta de Transición Justa, Limpia y Competitiva y en una posición clave como responsable de la cartera de Competencia. A pesar de la feroz oposición del Partido Popular (PP) de Alberto Núñez Feijóo, este miércoles el Partido Popular Europeo (PPE) ha dado su respaldo a Ribera.

Paradójicamente, la aceptación de Raffaele Fitto, elegido por la ultraderechista italiana Giorgia Meloni como vicepresidente de Cohesión y Reformas, ha sido el precio del acuerdo. Este apoyo representa un cambio significativo, ya que Fitto era considerado un punto de conflicto durante semanas por el partido socialdemócrata S&D en el Parlamento Europeo.

Además de Ribera y Fitto, el paquete de seis vicepresidencias incluye al húngaro Olivér Várhelyi, estrecho aliado de Viktor Orbán. La validación de estos candidatos es solo el inicio de lo que se prevé será una legislatura llena de desafíos, marcada por una creciente polarización entre los grupos políticos europeos.

La presión ha sido notable, ya que el PPE, con 189 eurodiputados, domina tras las elecciones de junio que configuraron el nuevo Parlamento, otorgando más peso a las fuerzas conservadoras y de ultraderecha. Han retrasado la votación de Ribera, inicialmente programada para el pasado martes, en un intento de capitalizar el descontento hacia su nominación y las dificultades políticas que enfrenta el Gobierno de la Comunidad Valenciana.

El PP, que ha desatado ataques contra Ribera relacionados con su gestión de la reciente dana que afectó a la región, ha estado en una lucha interna entre respaldar a su candidata y las presiones externas por parte de los aliados europeos.

Teresa Ribera también ha tenido que lidiar con críticas y cuestionamientos sobre su idoneidad para este papel crucial, donde se espera que sea un contrapeso significativo en un entorno europeo cada vez más de derecha. A pesar de los intentos del PP por bloquear su nombramiento y desviar la atención de problemas internos, el apoyo interpartidario ha permitido avanzar.

De hecho, el acuerdo se alcanza en un contexto global complicado, marcado por la guerra en Ucrania y tensiones comerciales entre Estados Unidos y la UE, lo que subraya la importancia de establecer una Comisión que funcione eficazmente.

Los socialdemócratas y liberales han resaltado que era esencial desbloquear la situación, y esperan que esta nueva estructura de poder permita un funcionamiento más fluido frente a los graves desafíos que enfrenta Europa.

No hay duda de que serán tiempos turbulentos los que vienen, donde la política nacional seguramente seguirá influyendo en el entorno europeo, pero el acuerdo alcanzado puede ser el primer paso hacia un nuevo equilibrio en la Comisión Europea.