Tecnología

¡Visita el garaje donde nacieron HP y Silicon Valley! Un recorrido histórico imperdible

2024-09-29

Autor: María

Visitar el emblemático garaje de Hewlett-Packard en Palo Alto es como realizar un viaje en el tiempo que retrocede 85 años, hasta el fascinante inicio de Silicon Valley. Al aproximarme al 367 de Addison Avenue, me sorprende la simplicidad de la casa, que contrasta con el lujo de las viviendas circundantes, que alcanzan precios de entre 2 y 8 millones de dólares.

Es difícil imaginar que en este hogar modesto de madera verde, dos amigos, Bill Hewlett y Dave Packard, dieron el primer paso para crear una de las empresas tecnológicas más influyentes del siglo XX. Sin embargo, al cruzar la puerta, la historia parece cobrar vida.

La atención al detalle en la restauración es asombrosa. La casa ha sido cuidadosamente recreada para reflejar su aspecto en 1938, cuando Hewlett y Packard se mudaron aquí con el objetivo de iniciar su empresa.

Por ejemplo, las cortinas son genuinas, confeccionadas con el mismo tejido original que se usó hace casi un siglo. Este compromiso con la autenticidad se refleja en cada rincón de la casa.

En la sala de estar, me detengo frente a la chimenea, donde se exhibe el primer producto de HP: el oscilador de audio 200A. Aunque es un dispositivo relativamente sencillo, su innovación fue notable en su tiempo. Un representante de HP me cuenta que durante las festividades, Hewlett y Packard colocaban orgullosamente el oscilador en la repisa, celebrando su creación.

El comedor alberga una anécdota curiosa. Aquí era donde Dave y su esposa Lucille dormían en una cama Murphy que se ocultaba durante el día. La transformación del espacio para desplegar la cama cada noche destaca el nivel de modestia con el que comenzaron su camino hacia el éxito, lo que humaniza a estos pioneros de la tecnología.

Una antigua máquina de escribir recuerda el crucial papel de Lucille Packard y Flora Lamson Hewlett en los inicios de HP, encargándose de toda la correspondencia y administración. Esta labor fue esencial para las primeras operaciones de la empresa.

La cocina también tiene su historia. El horno Wedgewood, idéntico al que usaban Hewlett y Packard, era vital para hornear la pintura que utilizaban en sus osciladores. Lucille comentaba que nada cocido en ese horno volvió a saber igual, revelando la conexión tan íntima entre su trabajo y su vida cotidiana.

Deslumbrante es el papel tapiz de la cocina, que fue recreado meticulosamente tras encontrar una sección del original durante las obras de restauración. Estas iniciativas de preservación permiten una experiencia mucho más inmersiva y auténtica para los visitantes.

Llegamos al corazón del recorrido: el garaje. Este reducido espacio, de aproximadamente cuatro por cinco metros, es impactante al pensar en los logros que aquí se gestaron.

El viejo taladro de columna, que Packard trajo en el asiento trasero de su automóvil, ocupa un lugar central. Las herramientas y equipos de la época han sido dispuestos para simular el entorno de trabajo de Hewlett y Packard, como si fueran a regresar en cualquier momento.

Imágenes antiguas muestran a los fundadores trabajando en este mismo lugar y a Harvey Zieber, el primer empleado, luciendo un casco de soldar. La gran colección de osciladores en el garaje, desde el 200A original hasta el 200B, famoso por su modificación específica para los Walt Disney Studios, es impresionante. De hecho, Disney fue su primer cliente, lo que subraya la conexión con la industria creativa.

Es notable cómo una simple mejora, como añadir una bombilla como indicador de ajuste, transformó significativamente la usabilidad y el atractivo comercial del producto.

Algo curioso es que el primer modelo fue nombrado 200A, en lugar de 100A, para transmitir la impresión de que la empresa ya contaba con experiencia en el mercado. ¡Esto es marketing en su máxima expresión!

Al fondo del garaje, un equipo de radioaficionado capta mi atención. El guía sugiere que Bill Hewlett era un apasionado de la radio y que durante la restauración se encontró un cable que provenía de lo que era la antena original de Hewlett, un detalle que habla sobre los intereses personales de sus fundadores.

Todo esto nos lleva a reflexionar sobre el legado de HP, no solo como innovadora en tecnología, sino también en su cultura corporativa única. Clubs de empleados, desde la liga de bolos femenina hasta el club de radioaficionados, reflejan un ambiente laboral que fomentaba la camaradería más allá de los límites de la actividad profesional.

Cabe señalar que HP adquirió esta propiedad recién en octubre de 2000, impulsada por la entonces CEO Carly Fiorina, quien promovió su compra y restauración, simbolizando así un regreso a sus raíces.

Al salir del garaje, caigo en la cuenta de la magnitud de lo que se logró aquí. Con solo 538 dólares en el bolsillo, Hewlett y Packard dieron inicio a una empresa que transformaría el mundo de la tecnología. Este escenario es el epítome del mito de las startups en garajes, que ha inspirado a innumerables emprendedores, tanto en Silicon Valley como en todo el planeta.

También medito acerca de cómo ha evolucionado el panorama tecnológico: hoy en día, las startups requieren inversiones significativamente más altas y pelean en un mercado mucho más competitivo. La romántica idea de dos amigos creando la próxima gran empresa desde un garaje parece ser un desafío casi inalcanzable en la actualidad.

Imaginar lo que Hewlett y Packard pensarían si pudieran ver la transición de sus osciladores de audio a los smartphones y computadores modernos, e incluso al auge de la inteligencia artificial, sería fascinante.

Este humilde garaje no solo fue el nacimiento de HP, sino que encendió la chispa de la revolución tecnológica de Silicon Valley. Así lo reconoce el estado de California, con una placa que destaca la entrada: aquí nació el Silicon Valley.

El garaje de HP es un monumento al pasado y una fuente de inspiración para el futuro, representando un viaje a lo largo del tiempo que ofrece una visión del entorno de aquellos que fueron clave en la creación de lo que sigue siendo el centro mundial de la tecnología.

Todo comenzó en esta cochera, y su legado sigue inspirando a nuevas generaciones de innovadores.