Vivir con el VIH: un viaje emocional entre el estigma y la resiliencia
2024-12-01
Autor: Carmen
Cada 1 de diciembre, el mundo se une para conmemorar el Día Mundial del Sida, una fecha significativa que no solo visibiliza la lucha contra el VIH, sino que también celebra la resiliencia de aquellos que viven con el virus. A pesar de los avances médicos que han transformado el VIH en una condición crónica manejable, el estigma persiste y el viaje emocional que muchos atraviesan es complejo y desafiante.
El impacto del diagnóstico: miedo y culpa
El momento del diagnóstico puede ser devastador. Manel Fernández, un voluntario de 56 años diagnosticado en enero de 2020, comparte que experimentó una mezcla de tristeza y culpa. Javier Saz, coordinador de BCN Checkpoint, enfatiza que estas emociones son comunes, alentadas por la desinformación y el estigma arraigado en la sociedad. A menudo, los individuos deben hacer un esfuerzo consciente para reconfigurar su comprensión del VIH, dejando atrás las imágenes infundidas por la crisis de los años 80 y 90. El mensaje se ha transformado: hoy, con tratamiento adecuado, vivir con el VIH no debería ser motivo de miedo.
Luchando contra el autoestigma y el rechazo
El camino hacia la aceptación personal implica confrontar el autoestigma, que puede ser un obstáculo mayor que el rechazo social. Paulo Santos, otro voluntario de STOP, recuerda la carga de pensar que podría haber infectado a alguien. La introducción del concepto 'indetectable = intransmisible' (I=I) en 2016 ha sido un hito que ha aliviado la carga emocional de muchos. Pero, como señala Sergi Martín, psicólogo de STOP, aún persiste la autoestima deteriorada: "Los individuos a menudo se autodescriminan antes de que lo hagan los demás."
A pesar de la fragilidad del sistema emocional, hay historias de esperanza. Manel reflexiona: "Pensé que nunca tendrías pareja. Ahora llevo dos años casado". Este tipo de relatos demuestra que el amor y la aceptación son posibles, incluso en medio de la adversidad.
El apoyo emocional es crucial
Organizaciones como STOP y BCN Checkpoint ofrecen un refugio importante, proporcionando grupos de autoayuda y espacios de escucha fundamental para quienes viven con VIH. Las actividades grupales, que incluyen arteterapia, brindan herramientas para abordar el duelo emocional y el autoestigma de manera creativa. "Es crucial hablar con alguien que ha vivido lo mismo; la empatía es sanadora", afirma Jorge Saz.
Desatención a las necesidades emocionales
A pesar de estos esfuerzos, las necesidades emocionales de las personas con VIH a menudo quedan desatendidas en el sistema de salud pública. Marta Villar, psicóloga en STOP, lamenta la falta de recursos que limite el acceso a tratamientos continuos. La burocracia puede aumentar la vulnerabilidad, especialmente para migrantes y personas sin recursos. "La dificultad para acceder a la tarjeta sanitaria afecta a la salud de muchas personas", afirma Villar. Durante el proceso de diagnóstico y tratamiento, el sistema debe ser más inclusivo y empático, considerando la realidad de aquellos que migran y los impactos que conlleva.
Afrontando retos y creando oportunidades
El estigma contra el VIH sigue siendo uno de los mayores desafíos. Los expertos coinciden en la necesidad de amplificar campañas de sensibilización y mejorar la atención médica. Según Saz, se producen casos de discriminación, incluso en el entorno sanitario, afectando principalmente a las poblaciones más vulnerables. Es esencial que la sociedad trabaje unida hacia una mayor comprensión y aceptación del VIH, educando sobre su transmisión y tratamiento. Solo así se puede minimizar el estigma y brindar a las personas con VIH el apoyo emocional y social que necesitan para vivir plenamente.
Lecciones de resiliencia y empoderamiento son claves en el camino hacia una vida sin estigmas, donde las personas que viven con VIH puedan compartir sus historias sin miedo ni vergüenza. ¡La lucha continúa, y la esperanza siempre prevalece!