En un giro inesperado en medio de una profunda crisis en la industria automotriz, Volkswagen ha decidido aumentar su inversión en Rivian, llevando la cifra total a 6.800 millones de dólares. Esta decisión ha suscitado inquietudes entre los empleados y analistas del sector, especialmente tras un sombrío anuncio de un plan de ahorro de 10.000 millones de euros, que incluye cierres de plantas y recortes de personal.

Daniela Cavallo, presidenta del Comité de Empresa, se ha mostrado escéptica, cuestionando si esta suma representa una nueva forma de desperdiciar recursos. La empresa busca no solo ganar participación en el emergente mercado de vehículos eléctricos, sino también aprovechar el know-how de Rivian, que ha sido reconocida por su avanzada tecnología en software, vital en el futuro del automovilismo.

Sin embargo, el contexto económico es desafiante. Rivian, que alguna vez fue valorada en 150.000 millones en 2021, ha visto un desplome de más del 90% en su valoración en los últimos tres años. La compañía tuvo que despedir al 10% de su personal y enfrenta obstáculos significativos en la producción. La incertidumbre en el mercado de vehículos eléctricos y las políticas cambiantes bajo la administración de Donald Trump añaden más presión.

A pesar de estos desafíos, Volkswagen parece estar buscando aprovechar la asociación para lanzar nuevos modelos SUVs a menor costo. Se estima que la nueva joint venture creará mil empleos, predominantemente ocupados por ex-empleados de Rivian. Este movimiento también podría permitir a Volkswagen esquivar aranceles en vehículos fabricados en Estados Unidos, una decisión estratégica dada la amenaza de aranceles más altos por parte de Trump.

A medida que el futuro de Rivian se torna incierto, la pregunta sigue en el aire: ¿Podrá Volkswagen recuperar su inversión y capitalizar la experiencia de Rivian, o esta jugada resultará ser un gran error estratégico? Con un mercado de vehículos eléctricos que se vuelve cada vez más competitivo, Volkswagen necesitará ser astuta para aguantar la tormenta. La historia de Rivian como “la nueva Tesla” es ahora un recordatorio de lo volátil que puede ser este negocio.