La crisis migratoria ha intensificado las tensiones dentro de la Unión Europea, y en la antesala de la reunión de los líderes de los 27, el debate sobre este tema se ha vuelto cada vez más ferviente. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha lanzado una propuesta que busca imitar las políticas de Giorgia Meloni en Italia, sugiriendo el establecimiento de centros de refugiados fuera de las fronteras de la UE.

En una carta enviada a los estados miembros, Von der Leyen aboga por revisar la lista de países seguros y explorar "vías de avance" para establecer centros de retorno situados fuera del territorio europeo. La intención de esta medida es, supuestamente, humanitaria: evitar que los migrantes arriesguen sus vidas cruzando el mar Mediterráneo. Sin embargo, la líder europea no menciona la importancia de crear rutas migratorias legales y seguras, una cuestión defendida por varios países, incluido España.

El trasfondo de la propuesta de Von der Leyen es claro: evitar que los migrantes lleguen a suelo europeo. Esta táctica se ha visto respaldada por líderes de la extrema derecha, como Viktor Orbán, quien ha expresado que una vez que alguien cruza la frontera, resulta casi imposible devolverlo.

La nueva ubicación de estos centros de detención refleja la creciente presión sobre la UE, donde muchos estados han solicitado reformas en la directiva de retornos. Algunos gobiernos sugieren incluso que las deportaciones de personas sin documentos se realicen hacia países que no sean necesariamente de origen o tránsito.

Además de la creación de estos centros, Von der Leyen apoya los acuerdos con países terceros, como Túnez y Marruecos, que controlan los flujos migratorios a cambio de subsidios significativos de la UE. También sugirió utilizar la política de visados y comercio como herramientas para incitar a estos países a colaborar en la gestión de los retornos.

La presidenta de la Comisión enfatiza también la necesidad de acelerar la implementación del Pacto de Migración y Asilo, que se espera esté vigente para el verano de 2026. Países como España, Francia y Alemania coinciden en que es crucial acelerar su aplicación; sin embargo, existen desacuerdos sobre qué aspectos priorizar. El gobierno alemán se inclina más hacia cuestiones de seguridad y control fronterizo, mientras que el gobierno de Pedro Sánchez aboga por un enfoque integral que contemple tanto la solidaridad, como el reparto de cuotas de refugiados, como la responsabilidad nacional.

Con el alza de la migración y el aumento de las tensiones políticas en Europa, la propuesta de Von der Leyen plantea un futuro incierto. Muchos se preguntan cuáles serán las implicaciones de estas nuevas medidas en los derechos humanos de los migrantes y cómo afectarán la imagen de la UE en el ámbito internacional. La presión está en la mesa: ¿priorizará la UE la seguridad sobre la humanidad? ¡El tiempo lo dirá!