En el horizonte del 2030, Perú, un país sudamericano conocido por su rica cultura y biodiversidad, se enfrenta a una crisis hídrica sin precedentes que amenaza con dejar a millones de sus ciudadanos sin acceso al agua potable. Aunque Perú cuenta con vastas reservas de agua dulce, está en camino de convertirse en la nación con uno de los porcentajes más altos de su población - un impactante 58% de sus más de 34 millones de habitantes - sin acceso a este recurso vital.

La alarma ha sido activada no solo por las autoridades nacionales, sino también por la comunidad internacional. El país ocupa el preocupante puesto 66 en el ranking global de estrés hídrico, lo que subraya su vulnerabilidad y las posibles repercusiones en su sostenibilidad futura.

Entre los factores que están desencadenando esta crisis se encuentran las prolongadas sequías, un aumento poblacional desmedido y patrones de migración hacia áreas urbanas que ejercen una presión creciente sobre los recursos hídricos. También se consideran factores geomorfológicos, como la degradación del terreno, que además escapan del control humano.

Pero no solo Perú está en peligro. Países como Chile y Argentina también se encuentran en la cuerda floja. Chile, que ocupa el puesto 25 en el ranking de estrés hídrico, enfrenta problemas debido a la sobreexplotación de sus recursos hídricos y el cambio climático. Asimismo, Argentina no se queda atrás, lidiando con la sobreexplotación de acuíferos y conflictos entre sectores económicos por el uso del agua, agravados por sequías constantes.

Para evitar que la situación en Perú se convierta en una catástrofe, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) recomienda adoptar una gestión integral del agua, promoviendo el uso sostenible de este recurso escaso y explorando tecnologías que puedan reducir el consumo diario en los hogares. En este sentido, se hace un llamado urgente para fomentar una cultura de consumo responsable de agua y para promover dietas sostenibles que minimicen el uso de este recurso.

Las amenazas no solo son locales: a nivel global, diversos países enfrentan desafíos similares, como Kuwait, Qatar, y Egipto, que también se encuentran al borde de la escasez. La situación es tan grave que, si no se toman medidas inmediatamente, más de 34 millones de peruanos podrían ver comprometido su acceso al agua en solo seis años.

¿Estamos realmente preparados para enfrentar esta inminente crisis? La clave para la supervivencia no solo recae en las autoridades, sino también en la acción colectiva de los ciudadanos. La cuenta regresiva comenzó. ¡Es hora de actuar!