En el tribunal de Aviñón, se vivió un momento estremecedor que dejó a todos sin palabras. Caroline Darian, la hija de Gisèle Pelicot, no pudo contener las lágrimas al mirar a Dominique Pelicot, su propio padre, tras descubrir las atroces acciones que él había cometido.

La relación que Caroline había mantenido con Dominique, afectada por la confianza y el amor durante años, se convirtió en un mar de horror cuando la verdad salió a la luz: su padre no solo abusó de su madre, sino que también tenía fotografías inapropiadas de Caroline desnuda mientras dormía.

El 20 de noviembre marcó la última sesión del juicio contra Dominique y otros 50 hombres acusados de violar a Gisèle mientras ella estaba sedada con drogas que su esposo le administraba sin consentimiento. Un caso que no solo impactó a la familia Pelicot, sino que conmocionó a toda Francia.

La historia de Dominique Pelicot tomó un giro sombrío en 2020, cuando fue detenido por sacar fotos indebidas de mujeres en un supermercado. Sin embargo, la investigación reveló un caso escalofriante: cientos de videos documentando cómo más de 80 hombres abusaron de Gisèle mientras estaba inconsciente. Entre los hallazgos, fotos de Caroline también fueron descubiertas, lo que añadió un manto aún más oscuro a este trágico relato.

Ante la corte, Dominique admitió haber drogado y violado a Gisèle, pero negó enérgicamente haber abusado de su hija. No obstante, Caroline sostiene que el miedo de haber sido víctima del mismo monstruo es un peso imposible de llevar. Su padre había logrado someter a su madre usando métodos de sumisión química, y el temor persiste. Desde 2020, Caroline y sus hermanos han cortado todo contacto con él.

Durante los alegatos finales, Dominique, sentado en una caja de cristal y rodeado de su conflicto moral, se dirigió a Caroline pidiendo su apoyo. "Me encantaría verla, me encantaría hablar con ella", dijo, solo para recibir una respuesta contundente de su hija: "¡Nunca iré a verte! Morirás solo como un perro!" La tensión era palpable; el amor paternal había sido totalmente destruido por sus actos.

El juicio se cerrará el 20 de diciembre, cuando se esperan las sentencias para más de 50 hombres acusados de perpetrar este horror. La comunidad y el país en general están a la espera de un veredicto que represente la magnitud del sufrimiento infligido a Gisèle y su familia.

Los acusados intentan eludir la responsabilidad, argumentando que no se dieron cuenta de que la mujer estaba inconsciente y que, supuestamente, fueron manipulados por Dominique. Sin embargo, los abogados de Gisèle argumentan que la manipulación no disminuye su culpa, recordando que el mal no es un acto aislado sino un ecosistema que permite que estas atrocidades ocurran.

Los defensores de Gisèle han hecho un llamado a la justicia para que las sentencias reflejen la profundidad del dolor que han causado a la víctima y a su familia, enfatizando que este juicio es crucial para crear conciencia y evitar que casos similares se repitan en el futuro.

A medida que el público observa y se horroriza, la historia de Gisèle Pelicot se convierte en un grito de justicia que resonará por generaciones, simbolizando la lucha contra la impunidad y el maltrato hacia las mujeres.