El esperado derbi entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid no decepcionó en cuanto a la tensión y la controversia. Como se había anticipado en la previa, el partido estuvo marcado por un ambiente hostil creado por algunos seguidores del Atlético. Se reportó que, antes del encuentro, estos hinchas amenazaron con realizar cánticos racistas dirigidos a Vinicius Júnior, utilizando cubrebocas para ocultar su identidad.

Desde el primer minuto, la oposición hizo sentir su presencia con abucheos ensordecedores cada vez que Vinicius tocaba el balón, pero a pesar de las provocaciones, el brasileño se mostró resiliente y demostró su calidad en el campo. Fue justo en el minuto 64 cuando Vinicius desbordó por la banda y realizó un centro preciso que Eder Militao aprovechó para abrir el marcador, desatando la euforia entre sus compañeros y el banco del Real Madrid.

Los merengues se colocaron a un punto del FC Barcelona en la cima de LaLiga, pero la alegría duró poco. Apenas un minuto después, el partido sufrió un fuerte giro. Thibaut Courtois se dirigió al árbitro, Busquets Ferrer, para señalar que los hinchas del Atlético estaban lanzando objetos peligrosos, como encendedores y monedas desde las gradas, lo que hizo que el partido se detuviera de inmediato.

El árbitro tomó la decisión de enviar a los jugadores a los vestuarios mientras se intentaba calmar la situación, con el entrenador del Atlético, Diego Simeone, y el defensor Josema Giménez haciendo esfuerzos para reducir la tensión entre los aficionados. La pausa en el juego se extendió por 10 minutos, durante los cuales se escuchó el mensaje de reinicio a través de los altavoces del estadio, permitiendo así que el espectáculo continuara nuevamente con los 22 protagonistas en el terreno de juego.

Este incidente pone una vez más de relieve los problemas de violencia y racismo en el fútbol español, que han llamado la atención tanto a la liga como a la sociedad en general. Mientras tanto, la rivalidad entre estas dos poderosas instituciones sigue siendo un atractivo para los aficionados, a pesar de los comportamientos inaceptables de algunos. Las autoridades del fútbol deben actuar para garantizar que el deporte se juegue en un ambiente respetuoso y seguro para todos.