Un alto funcionario de seguridad de la planta nuclear de Zaporiyia, que ha estado bajo control ruso desde 2022, fue asesinado en un devastador atentado con coche bomba el pasado viernes (04.10.2024). El ataque ocurrió frente a su casa en la ciudad de Energodar, donde la víctima, Andrei Korotki, había estacionado su vehículo, según un comunicado del Comité de Instrucción de Rusia (CIR).

En el momento en que Korotki se disponía a entrar en su automóvil, el artefacto explosivo estalló. A pesar de ser trasladado al hospital, no pudo sobrevivir a las graves heridas sufridas durante el ataque. En respuesta, el CIR ha abierto un caso penal por asesinato e iniciado una operación para dar con los responsables del atentado.

Andrei Korotki no solo fue jefe de seguridad de la planta, sino que también ocupó el cargo de presidente de la asamblea municipal de Energodar, una región que Rusia se anexionó ilegalmente en septiembre de 2022, aunque no controla completamente. "Este es un acto terrorista horrible e inhumano; los responsables deben enfrentar la justicia. Atacar a quienes están encargados de la seguridad de una instalación nuclear es un paso irracional y sin lógica", declaró Yuri Chernichuk, director de la planta, que es la más grande de Europa.

Pero la situación se complica. El servicio de inteligencia militar ucraniano (GUR) reveló que Korotki había colaborado activamente con los ocupantes rusos, denunciando a colegas pro-ucranianos y participando en la represión del personal a favor de Ucrania. En un video difundido por el GUR, se observa un automóvil blanco que circula a baja velocidad antes de explotar, lo que añade más misterio a este trágico suceso.

Las autoridades rusas alegan que Kiev ha llevado a cabo ataques similares en el pasado contra funcionarios leales a Moscú, involucrados en la administración de Energodar y la planta nuclear. Desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, los servicios de inteligencia ucranianos han realizado varios asesinatos y atenciones en territorio ocupado, incluyendo intentos de eliminar a figuras clave que respaldan la invasión.

Este trágico atentado pone de manifiesto la creciente tensión y violencia en la región, donde los conflictos geopoliticos han alcanzado niveles alarmantes, generando incertidumbre sobre la seguridad de las instalaciones nucleares y la estabilidad en Europa del Este.