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¡Increíble! Ramón Tapia, el boxeador que desafió las expectativas y llevó a Chile a la gloria olímpica

2024-10-12

Autor: Pedro

En los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956, un pequeño pero valiente grupo de boxeadores chilenos dejó una huella imborrable en la historia del deporte nacional al obtener tres medallas, un hito que ha crecido en relevancia con el paso de los años. Entre ellos, destaca la figura de Ramón Tapia, un pugilista forjado en las duras condiciones de las salitreras del norte de Chile.

La historia de Tapia es un verdadero testimonio de perseverancia. Desde su infancia en Juan Francisco Vergara, una localidad de María Elena en Antofagasta, se dedicó al boxeo mientras trabajaba como minero en la Oficina Salitrera Pedro de Valdivia. A pesar de las adversidades, nunca abandonó su sueño de ser campeón, incluso cuando estuvo prestando su servicio militar en Calama, donde ganó un torneo de boxeo de la Primera División del Ejército.

Su carrera en el boxeo comenzó tardíamente, a los 18 años, cuando debutó en 1953. Aunque carecía de sparrings y de los equipos adecuados, Tapia se entrenó incansablemente. "Claramente el camino no fue fácil, pero eso no era un obstáculo para un hombre acostumbrado a la dureza del desierto chileno", afirman sus biógrafos.

Después de mudarse a Concepción, Tapia no solo enfocó su energía en su trabajo como obrero, sino que también se dedicó a alcanzar un nivel físico y técnico que lo llevaría a ser un campeón invicto en la categoría de peso ligero en 1953. Sin embargo, su entrenador, “Chago” Arancibia, lo impulsó a subir de categoría y aspirar al peso medio.

Pese a su éxito, existían dudas sobre su habilidad. En el pasado, el coach del equipo chileno había considerado a Tapia como "demasiado tosco" para las competencias internacionales. Para demostrar su talento, se vio forzado a participar en el Campeonato Latinoamericano de Montevideo en 1954, donde ganó el oro y aseguró su pase a los Juegos Olímpicos.

Una vez en Melbourne, el viaje y las dificultades alimenticias no desanimaron a Tapia. En su primera pelea, sorprendió al polaco Zbignieb Piórkowski, derrotándolo por nocaut. Prosiguió con una contundente victoria sobre el checoslovaco Julius Torma y otro nocaut técnico contra el francés Gilbert Chapron.

La final fue un desafío monumental contra el soviético Gennadi Shatkov. A pesar de su esfuerzo, Tapia fue derrotado y cayó al suelo por un golpe contundente, aunque sus compatriotas lo aclamaron como un verdadero guerrero. "Cayó luchando con toda su alma", recuerdan sus seguidores, enfatizando que fue el primer nocaut registrado en la carrera de este destacado atleta chileno.

La historia de Ramón Tapia no solo es un relato de un boxeador, sino un homenaje al espíritu de lucha de todo un país, que encuentra en su legado una fuente de inspiración. Su trayectoria resuena en la actualidad, recordándonos que con disciplina y determinación, es posible superar cualquier barrera. ¡Un verdadero ícono del deporte chileno!