Más de 600 empleados del Instituto Nacional de Investigación de Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA-CSIC) se encuentran atrapados en una pesadilla tecnológica desde el 12 de noviembre, sin acceso a sus ordenadores, internet y datos científicos esenciales. Este estruendoso ataque cibernético ha dejado en la oscuridad total a uno de los principales centros de investigación de España, y su origen sigue siendo un misterio inquietante.

La situación es tan grave que la dirección ha prohibido el uso de dispositivos externos para acceder a los ordenadores, y ha instado a los trabajadores a conectarse a internet desde sus hogares o utilizando datos móviles. Según un investigador anónimo, “es surrealista”, y añade que la crisis es “enorme”, especialmente para aquellos que requieren urgentes suministros de laboratorio y alimento para los animales de investigación.

El INIA, que investiga con razas autóctonas de ganado y otros animales, se ha visto obligado a reorientar su trabajo en medio de esta interrupción. Aunque el CSIC lleva operando desde 1971, este es el primer ataque cibernético registrado en su historia. Las fuentes sexuales afirman que el INIA es un referente en técnicas de modificación genética como CRISPR y tiene un papel crucial en la preservación de especies en peligro de extinción, como el urogallo y el panda gigante.

Un empleado del INIA-CSIC describe un panorama desolador: “Casi no hay nadie en el centro, ¡hoy no somos ni 50!”, dejando entrever el impacto del ciberataque. La obsolescencia de los sistemas se convierte en un problema mayor, ya que muchos ordenadores no pueden siquiera actualizar a Windows 11, dejando vulnerabilidades que los hackers han sabido explotar a su favor.

Mientras el caos se apodera del instituto, se priorizan pedidos esenciales a mano, ya que la accesibilidad al servidor interno está completamente bloqueada. En un giro escalofriante, el Consejo ha revelado que el ataque es de tipo ransomware, lo que significa que los hackers han cifrado datos sensibles y piden un rescate exorbitante para liberarlos. "Se contaminó un dispositivo, pero se actuó rápidamente para evitar la propagación", explica un representante del Ministerio para la Transformación Digital, agregando que “no ha habido contaminación en el resto del sistema.” Sin embargo, no se ha dado información precisa sobre cuándo se podría restaurar la normalidad ni el origen del ataque.

El INIA cuenta con varios institutos, incluido el Centro de Investigación de Sanidad Animal, que tiene patógenos peligrosos y opera bajo estrictas medidas de seguridad. Este ciberataque no solo paraliza investigaciones vitales en el INIA, sino que destaca una preocupante falta de ciberseguridad en uno de los mayores centros de investigación de España.

El primer aviso se emitió el 12 de noviembre, pero ha pasado más de una semana y la situación sigue estancada. La empresa externa encargada de la seguridad informática está colaborando con el CSIC para solucionar el problema, pero el fantasma del ciberataque sigue acechando. Hasta el momento, el CSIC, bajo la dirección de Eloísa del Pino y el liderazgo del Ministerio de Ciencia Innovación y Universidades de Diana Morant, no ha ofrecido más detalles sobre lo sucedido, dejando abierta la incógnita sobre la seguridad de la información de toda la institución. ¿Qué más secretos oculta este ataque y qué medidas se tomarán para evitar que se repita? Las respuestas son más urgentes que nunca.