Un impacto saludable. Un reciente estudio del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha revelado que sustituir tan solo una hora de sedentarismo a la semana por actividad física puede reducir el riesgo de mortalidad en adultos de forma significativa. Este cambio equivale a una disminución del 3,3% en el riesgo de muerte para aquellos que participan en ejercicio de intensidad moderada o alta, y un 1,6% en el caso de actividades de baja intensidad.

Además, el estudio también encontró que el riesgo de enfermedades cardiovasculares se reduce en un 6,7% y un 3,1% en el cáncer al practicar actividades moderadas o intensas. Para aquellos que opten por una baja intensidad, la reducción del riesgo de cáncer es del 2,1%. Este hallazgo es un llamado de atención para quienes pasan largas horas sentados y consideran que no tienen tiempo para el ejercicio.

Iñaki Galán, principal autor del estudio y miembro del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del ISCIII, destacó que "esto refuerza el mensaje de salud pública". Pequeños cambios en el comportamiento sedentario pueden generar "grandes beneficios para la salud". Galán también mencionó que estos cambios son particularmente alentadores para personas que no pueden realizar ejercicios de alta intensidad, pues el estudio demuestra que incluso la actividad de menor esfuerzo puede contribuir a una vida más larga y saludable.

La investigación, publicada en la revista 'BMC Public Health', analizó datos de 30.955 participantes de entre 15 y 69 años durante un periodo de seis años. Durante este tiempo, se documentó el tiempo que pasaban sentados y las actividades físicas realizadas, que luego se correlacionaron con los registros de mortalidad del Instituto Nacional de Estadística. De estos participantes, se registraron 957 fallecimientos, proporcionando evidencia poderosa sobre los beneficios del ejercicio.

Este estudio es un claro recordatorio de que la salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino un estilo de vida activo. Además, resalta la importancia de la actividad física en la prevención de enfermedades crónicas, que son responsables de una parte considerable de las muertes en todo el mundo. La colaboración de expertos como Cristina Ortiz y Beatriz Granero-Melcon, junto con instituciones educativas como la Universidad de Alcalá de Henares, resalta el compromiso de la comunidad científica por promover la salud pública y el bienestar en la sociedad.