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"¡Caminando por el fuego!": El pueblo estadounidense que aplaude los aranceles de Trump

2025-04-05

Autor: Antonio

En un rápido recorrido por la pequeña ciudad de Delta en Ohio, las banderas de Trump ondean al lado de las estadounidenses, creando una imagen llamativa. En la estación de servicio cercana a la autopista Ohio Turnpike, un mensaje irónico aparece en los surtidores: “¡Quien votó por Biden me debe dinero por la gasolina!”. Este lugar es, sin duda, territorio pro-Trump: el ex presidente ganó aquí en las elecciones con un margen de casi dos a uno.

A pesar de la agitación en los mercados tras el anuncio de aranceles globales, muchos habitantes de Delta y otros pueblos del medio oeste respaldan los planes del exmandatario. Estos nuevos aranceles, que podrían oscilar entre el 10% y el 50%, afectarían a casi todos los países y han revuelto el comercio mundial, generando advertencias sobre un posible aumento de precios para los consumidores estadounidenses.

Trump sostiene que estas medidas son necesarias para corregir desequilibrios comerciales, proteger la industria estadounidense y aumentar los ingresos. Para algunos residentes, el argumento del presidente encuentra resonancia. Mary Miller, gerente de Delta Candy Emporium, afirma: “No quiero que otros países sufran, pero necesitamos igualdad de condiciones.”

Miller, votante habitual de Trump, expresa su preferencia por productos fabricados en Estados Unidos y recuerda cómo dejó de comprar jeans Levi's cuando la marca trasladó su producción al extranjero. A pesar de la posible subida de precios, mantiene una actitud optimista: “A veces tienes que caminar por el fuego para llegar al otro lado. Si los aranceles devuelven las empresas a los estadounidenses trabajadores, entonces vale la pena.”

En Delta, que cuenta con unos 3,300 habitantes y está a menos de 160 km de Detroit, la mezcla de esperanza y temor ante los cambios en la economía es palpable. La industria automotriz, con su complicada red de suministro, es una de las más vulnerables a los nuevos aranceles, y algunas fábricas en Michigan e Indiana han comenzado a comunicar cierres y despidos.

Sin embargo, entre las afueras de Delta existen empresas siderúrgicas que podrían beneficiarse de esta nueva era de proteccionismo. North Star BlueScope, una de estas compañías, ha instado a Trump a extender los aranceles en acero y aluminio, aunque también ha solicitado excepciones para materias primas como la chatarra.

Un grupo de trabajadores siderúrgicos locales, conversando en un bar tras su turno, adoptan una actitud despreocupada ante los nuevos aranceles: “Nadie está frenético. Eso no nos va a quitar el sueño,” dice Gene Burkholder, un agricultor con décadas de experiencia. Muchos consideran que si hay efectivo sobrante, puede ser un buen momento para comprar acciones mientras están baratas, a pesar de la caída en la bolsa.

Louise Gilson, que desayunaba con su hijo, expresa su desconfianza hacia el presidente, pero también quiere ver acción. Muchos en Delta comparten la idea de que el actual presidente, a pesar de sus defectos, está haciendo intentos significativos. Aun así, existe preocupación por el impacto social de estas decisiones, ya que muchos habitantes sienten que la calidad de vida ha ido en declive.

Como Rob Gilson recuerda, “Era un buen pueblo para crecer,” pero su percepción de seguridad y calidez ha cambiado con el tiempo. Estos sentimientos reflejan un anhelo de mejorar la situación económica, aunque a menudo se cuestionen las decisiones políticas. Así, en un entorno donde la esperanza y la incertidumbre se entrelazan, Delta avanza, dispuesto a enfrentar el fuego por un futuro más prometedor.