(CNN) – La situación para Ucrania parece cada vez más sombría. A medida que las noticias desde el frente se desarrollan, se torna evidente que Rusia está ganando terreno crucial en el este y sureste del país, intensificando su asalto aéreo sobre las ciudades ucranianas.

Rusia se encuentra preparándose para lanzar una contraofensiva en la región de Kursk, donde han concentrado casi 50,000 soldados, incluyendo efectivos norcoreanos. Esto desencadena una alarmante sensación de vulnerabilidad en Kyiv, con el presidente Volodymyr Zelensky advirtiendo sobre la creciente presión.

"Los rusos tienen el control de la iniciativa en todas las líneas del frente, lo que obliga a Ucrania a reaccionar", explica George Barros del Instituto para el Estudio de la Guerra. Sin embargo, esta no es solo una historia de avances rusos. Mientras Moscú presiona, enfrenta también sus propios desafíos.

La situación en Kupiansk, una ciudad estratégica recuperada por ucranianos en 2022, es un buen ejemplo del caos actual. Después de haber experimentado más de seis meses de ocupación, los rumores sobre su posible re-captura por parte de Rusia se intensifican, lo que complicaría todavía más la defensa ucraniana en la región de Járkov, un área que ha sufrido ataques casi diarios con drones y misiles.

Paralelamente, Ucrania enfrenta un significativo asedio en Kurakhove, un pueblo que ha estado rodeado por operaciones rusas. A pesar de los avances rusos en la región, Barros indica que perder Kurakhove no podría ser catastrófico para Ucrania en términos estratégicos.

La verdad es que desde la toma de Avdiivka a principios de 2024, las ganancias territoriales de Rusia han sido mínimas en comparación con las pérdidas significativas. El ISW estima que Rusia ha perdido cerca de cinco divisiones de equipo en la región de Pokrovsk. La comparación con campañas históricas demuestra que su rendimiento actual es alarmantemente deficiente.

Más allá del frente, las decisiones del Kremlin están comenzando a ser críticas. La economía rusa muestra signos de debilidad con una inflación en aumento y problemas de mano de obra, lo que ha llevado al Banco Central a elevar las tasas de interés a niveles no vistos en décadas. Las bajas rusas en el ejército han agregado más presión a un reclutamiento ya complicado, como se evidenció en la reciente movilización parcial que obligó a cientos de miles a abandonar el país.

La llegada de soldados norcoreanos podría proporcionar un alivio temporal; sin embargo, el desgaste material podría ser mucho más difícil de compensar. Barros advierte que si la situación continúa así, el Kremlin enfrentará serios problemas a largo plazo.

Las perspectivas de una resolución a largo plazo de este conflicto dependen en gran medida del compromiso continuo de sus aliados occidentales. La incertidumbre política en los Estados Unidos, especialmente ante un posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, podría complicar aún más esta dinámica.

Zelensky, aludiendo a la necesidad de asistencia continua, subrayó que la rapidez de conclusión del conflicto podría depender de la estabilidad y apoyo de la coalición internacional. "Si la comunidad internacional sigue comprometida con Ucrania en los próximos 12 a 18 meses, podemos alterar el suministro ruso y definir el rumbo de la guerra", concluyó Barros.

Con cada día que pasa, la batalla por Ucrania no solo es una cuestión de territorio, sino una prueba de resistencia económica y voluntad política que podría cambiar el panorama geopolítico entero.