La devastadora DANA del 29 de octubre dejó una huella profunda en la región, pero la antigua cantera de Torrent actuó como un inesperado salvavidas. Gracias a su capacidad de almacenamiento, se evitó que la tragedia fuera aún mayor, posiblemente cobrando más vidas en Torrent y las localidades cercanas de Picanya y Paiporta, cuando el desbordamiento del barranco del Poyo amenazaba con arrasar todo a su paso.

Esta cantera, que se formó tras la riada de 1957, tiene una historia marcada por la fatalidad. Su creación tuvo lugar para extraer áridos necesarios en la construcción del nuevo cauce del río Turia, y, aunque la obra finalizó, la explotación continuó hasta el 2010, modificando el paisaje de forma significativa; la cantera dejó una cicatriz de 170 metros de profundidad y una extensión de 310 hectáreas.

El 29 de octubre, horas antes del desbordamiento, la situación era crítica. En un período de 24 horas, las lluvias en el área de Godelleta y Turís superaron los 600 litros. A medida que el agua corría por el barranco de l'Horteta, la fuerza del caudal arrasaba caminos rurales y la infraestructura hidráulica en sus alrededores. Al encontrarse con la cantera, el torrente se estrelló contra sus paredes de más de 25 metros, generando un espectacular embalse que absorbió miles de litros de agua.

Este embalse no solo salvó vidas, sino que evitó que el barranco de l'Horteta, ya devastador por sí mismo, desbordara aún más al unirse con el barranco del Poyo. Esta convergencia tuvo lugar cerca de la calle Maestro Fortea de Torrent, provocando grandes inundaciones en localidades como Xenillet, Picanya y Paiporta, y generando una situación de emergencia en varios municipios de la zona.

A pesar de los estragos causados, la cantera sigue sirviendo como un reservorio. Días después del fenómeno, su nivel de agua ha ido descendiendo lentamente, mientras que las grietas y la erosión le han restado capacidad de absorción, un efecto que podría tener implicaciones en futuros eventos meteorológicos extremos. En las labores de búsqueda de desaparecidos, equipos especializados y lanchas navegaron por la cantera, mostrando cómo este lugar, una vez visto como un simple sitio de extracción, se ha transformado en un crucial elemento para la seguridad de la comunidad ante desastres naturales.

El balance de esta situación nos lleva a reflexionar sobre la importancia de la gestión de recursos naturales. La antigua cantera de Torrent podría ser vista como un testimonio de cómo las intervenciones humanas, ya sean intencionadas o accidentales, pueden sostener a una comunidad en tiempos de crisis. Sin lugar a duda, la memoria de esta DANA permanecerá viva, y con ella, el recuerdo de cómo un antiguo cráter evitó lo que pudo ser una tragedia aún mayor.