Con la llegada del otoño, no solo experimentamos las primeras lluvias y un descenso en las temperaturas, sino que también entramos en la temporada de gripe y resfriados. Este fenómeno, por desgracia, es común cada año, y se ve agravado por la interacción de diversas condiciones climáticas que favorecen la estabilidad de los virus en el aire y la cercanía entre personas en espacios cerrados.

Las cifras son preocupantes: durante la semana 45 de 2024 (del 4 al 10 de noviembre), se registró una tasa de Infección Respiratoria Aguda (IRA) de 479,5 casos por cada 100.000 habitantes, un incremento del 22 % en comparación con la semana anterior. Aunque estas cifras son ligeramente inferiores a las del inicio de la temporada anterior, que alcanzó su apogeo durante las festividades navideñas, sigue habiendo un aumento en los contagios.

La temporada de gripe en España, que habitualmente empieza en octubre y puede extenderse hasta mayo, tiene sus picos más altos entre noviembre y marzo. Según el Dr. Estanislao Nistal, un experto en Virología, este año no se anticipa un adelanto en el inicio de la temporada de gripe. Al observar los datos del hemisferio sur, donde la temporada de gripe ya ha concluido, se prevé que España experimente una temporada típica. En Australia, el máximo número de contagios se dio entre las semanas 27 y 28, lo que sugiere que la mayor incidencia en España podría ocurrir en enero.

Lo preocupante es que este año se pronostica una coexistencia de gripe, covid y otras enfermedades respiratorias, lo que podría complicar la identificación y tratamiento de los síntomas. Todos estos virus comparten signos similares, lo que hace esencial un diagnóstico preciso y temprano.

Desde el primer signo de malestar, se recomienda actuar rápidamente. La gripe, el resfriado y la covid son enfermedades virales que afectan a un gran porcentaje de la población cada año. Según estudios de Kantar, aproximadamente tres de cada cuatro españoles sufren al menos un episodio de gripe o resfriado anualmente. El tratamiento inmediato puede hacer la diferencia al reducir la intensidad de los síntomas y prevenir complicaciones. A tal efecto, lo ideal es utilizar medicamentos específicos que aborden no solo la fiebre y el dolor, como el paracetamol, sino también otros síntomas mediante ingredientes complementarios como el dextrometorfano para la tos y clorfenamina para la secreción nasal.

La prevención es clave y nosotros tenemos el poder de reducir los contagios. El Dr. Nistal enfatiza la importancia del tratamiento temprano de los síntomas no solo para aliviar el impacto en nuestra calidad de vida, sino también para frenar la propagación de agentes infecciosos. Al toser o estornudar, las gotículas se dispersan y contaminan el aire, exponiendo a otros al riesgo de infección.

Es fundamental que todos seamos conscientes de nuestra responsabilidad en la prevención. Esto incluye proteger no solo a nosotros mismos, sino también a aquellos que nos rodean, especialmente a personas vulnerables. Más allá de la vacunación, las medidas simples como lavarse las manos frecuentemente, ventilar espacios, utilizar mascarillas y minimizar el contacto físico en caso de síntomas son cruciales. Estas prácticas, efectivas en el control de la covid, son igualmente válidas para combatir la gripe y otros virus.

En resumen, con la llegada del frío y la temporada de gripe, es vital que estemos preparados y cuidemos de nuestra salud y la de los demás.