Daniel Clowes: el cronista del patetismo estadounidense en el cómic y su mirada crítica sobre el presente
2024-11-20
Autor: Carmen
Sucio, lleno de perdedores y marcado por el patetismo y el surrealismo, Daniel Clowes, originario de Chicago y con 63 años, ha retratado la esencia de la experiencia estadounidense como pocos. Aclamado por obras como "Ghost World", su influencia en el mundo del cómic es innegable. Recientemente, en una charla titulada "Make America Weird Again" en el Museo Reina Sofía de Madrid, Clowes expresó su indignación y horror ante el rumbo que ha tomado su país: “Estamos considerando mudarnos a Europa, por si acaso. Uno piensa en lo que les pasó a los judíos en 1932… y se siente precavido”, enfatizó.
Clowes, que presenta el recopilatorio en español de su primera revista de cómics, "Bola Ocho Integral" (Fulgencio Pimentel, 2024), recordó con nostalgia sus inicios en 1989. En ese momento, la contracultura del cómic underground le ofreció una salida de su aislamiento y solitud, a pesar de que el contexto político y social de la época se percibía como aburrido y sin escándalos significativos: “Era una de las épocas más tranquilas de EEUU, aunque había una rabia contenida que me impulsaba a explorarla. Hoy, esa locura parece haber salido a la luz, como si abriéramos una caja de Pandora”, señala.
Sus historias están pobladas de personajes complejos y disfuncionales, a menudo inspirados en su amor por el cine negro. Desde "Paciencia" (2016), donde un hombre del futuro busca recuperar a su amante asesinada, hasta "Wilson" (2010), que sigue la vida de un sociópata, Clowes busca comprender la psicología de sus creaturas. Sin embargo, se sorprende de cómo el público actual se puede dejar llevar por la desinformación: “Cuando era niño, en los periódicos leía historias absurdas que nunca pensé que alguien podría creer. Ahora, muchas de esas teorías de conspiración son lo mainstream”, reflexiona.
Este viaje por la mente humana y su complejidad le ha llevado a una evolución personal. “Era muy tímido y solitario; pasaba días en mi habitación con la esperanza de que alguien apreciara mi trabajo”, recuerda, y a pesar de su éxito, sigue siendo crítico con la situación de las artes en EEUU: “En Europa, los artistas son más valorados y la cultura es menos estresante. Volveremos”, asegura.
Con un limpido sentido del humor y crítica social, Clowes sostiene que la forma en que la juventud actual busca identificarse con personajes es devastadora para la ficción: “Nos estamos perdiendo la oportunidad de explorar diferentes perspectivas. Muchos jóvenes ahora ven a las protagonistas de 'Ghost World' como viles, cuando hace décadas había una identificación humana que se ha diluido.”
Acerca de su propia evolución como artista, explica: “Ya no siento la presión en el trazo como antes. Romanceé con mis primeras obras, y todavía creo que los cómics deben ser leídos en soledad, en un espacio íntimo.” A pesar de la inclusión de su trabajo en museos, Clowes mantiene firme su postura: “Los cómics no son arte para galería. Deben ser disfrutados en la tranquilidad de casa, como un refugio personal.”
Finalmente, mirando hacia el futuro y cuestionando el avance de la inteligencia artificial, Clowes se muestra preocupado: “Estamos en un punto donde cada espacio público podría verse afectado. No sé si seguiremos pudiendo distinguir entre lo humano y lo artificial en la creación artística.” Su carga emocional ante la situación contemporánea se siente en cada palabra, mientras sigue creando desde su único y auténtico mundo.