Después de una racha de cuatro derrotas consecutivas, el Real Madrid finalmente volvió a saborear el triunfo fuera de casa al vencer a la Virtus en un partido crucial. Desde el 10 de enero, los blancos no habían logrado una victoria como esta. Este éxito marca el comienzo de una serie de seis decisivos encuentros que determinarán su lugar en los playoffs de la Euroliga. Para clasificar entre los mejores, necesitarán alcanzar al menos 20 victorias, un desafío complicado pero no imposible.

La victoria en Bolonia era vista como una de las más alcanzables, especialmente con las difíciles visitas que aún les esperan a Belgrado. El encuentro transcurrió con tranquilidad para el Madrid, que mostró un dominio aplastante durante gran parte del partido. Solo en el último cuarto, la Virtus logró disminuir una desventaja que llegó a ser de 22 puntos (35-57) a solo 11 puntos (61-72), lo que generó un momento de tensión. Sin embargo, la experiencia de Tavares, Campazzo y Musa desde el banquillo fue clave para restaurar el orden y asegurar el triunfo.

El Real Madrid comenzó el partido con determinación, mostrando una intensidad que la Virtus, bajo la dirección de Ivanovic, no pudo igualar. Garuba fue fundamental en la defensa y Tavares dominó bajo los aros, mientras que Musa buscaba constantemente el enceste, lo que permitió abrir una brecha de 14 puntos (14-28) en un momento en que la defensa local era prácticamente inexistente.

El equipo blanco dominó en rebotes y en el ritmo del juego, compartiendo el balón de manera efectiva. Sin embargo, el rendimiento en triples fue inconstante: un brillante inicio con un 3/5 se desplomó a un 5/20 al final del partido. A pesar de la ineficacia desde la línea de tres, la Virtus no pudo capitalizar gracias a su propio bajo porcentaje (3/20).

Con cada paso, el Madrid comenzó a sufrir menos y disfrutar más del juego. Al finalizar el primer cuarto, los blancos habían anotado 30 puntos, con contribuciones valiosas de jugadores como Feliz, Fernando e Ibaka, que llevaron la ventaja hasta los 19 puntos antes del descanso (29-48), alineándose con el enfoque recomendado por su entrenador Chus Mateo.

Sin embargo, en la segunda mitad, el Madrid perdió algo de frescura y fluidez. Un parcial de 12-3 reactivó a los italianos, quienes comenzaron a apretar el marcador. El Madrid no pudo anotar en jugada durante seis minutos en el último cuarto, lo que permitió a la Virtus recortar la diferencia a solo 11 puntos. Por suerte, los errores de tiro de los italianos y su acumulación de pérdidas evitaron que el partido se volviera un thriller de último minuto.

Mateo tuvo que recurrir a sus jugadores titulares para mantener la ventaja. Tavares se convirtió en un muro defensivo que sofocó los intentos de la Virtus por una remontada. Aunque no fue una victoria brillante, el Real Madrid logró lo que necesitaba: ganar fuera de casa y seguir luchando por una plaza en los playoffs. La jornada también fue favorable en otros partidos, aunque el equipo todavía debe mantenerse alejado de los puestos de play-in.

Con cada triunfo, la esperanza renace en el corazón de los aficionados merengues. ¡El camino hacia los playoffs está en marcha y la lucha apenas comienza!