Mundo

Entrevista con José Mujica: 'Soy un viejo medio loco, porque filosóficamente soy un estoico... Y eso no encaja en el mundo de hoy'

2024-11-28

Autor: Carmen

José 'Pepe' Mujica, el icónico ex presidente de Uruguay, apareció en nuestra charla con una disposición inquebrantable a hablar de sus pasiones: la vida, la tierra, la política, pese a su delicada salud. A punto de cumplir 89 años, Mujica sigue irradiando la misma esencia que lo llevó a ser conocido como el 'presidente más pobre del mundo', al rechazar los lujos y vivir en una modesta casa.

Durante su entrevista, Mujica recuerda su vida llena de desafíos: desde sus días en la guerrilla tupamara hasta su tiempo en prisión, donde fue torturado, y luego sus años de presidencia entre 2010 y 2015, en los que realizó discursos en contra del consumismo y promovió una vida austera. En su pequeña chacra en Montevideo, rodeado de naturaleza, Mujica reflexiona sobre cómo ha llegado a valorar tanto la vida como sus seres queridos. 'Me pasé de todo', confiesa. 'Tengo que gritarle gracias a la vida'.

A pesar de sus batallas actuales contra el cáncer de esófago, Mujica sigue siendo una fuente de inspiración. Se esfuerza por vivir plenamente y aprecia cada día. 'A pesar de todos los pesares, estuve años preso, me pasó de todo, luego fui presidente', dice. 'Entonces, tengo que gritarle gracias a la vida'.

En cuanto a su perspectiva filosófica, Mujica se identifica como estoico, hablando sobre la inevitabilidad de la muerte y cómo esta debe aceptarse como parte de la vida. Discute su lucha contra el consumismo, una batalla que considera aún no ganada, ya que la sociedad está atrapada en un ciclo de autoexplotación. Según él, 'la gente trabaja más y más, pero nunca le alcanza'.

Se preocupa por el futuro del planeta. Señala que el consumo desenfrenado no es sostenible. 'Si toda la humanidad consume como los estadounidenses, necesitamos tres planetas', advierte. 'La humanidad está despilfarrando un disparate de cosas, y ese despilfarro se vuelve en contra de nuestra especie'. Esto pone de manifiesto su deseo por una vida más simple y sostenible.

En su calidad de ex líder, también reflexiona sobre los desafíos que enfrenta la izquierda hoy en día. Considera que hay que revisar las estructuras y entender las complejidades de la sociedad moderna, y que el Estado no es el culpable de los problemas actuales, sino la falta de competencia de quienes lo administran.

La conversación también se torna personal cuando Mujica comparte su estrecha relación con su compañera, Lucía Topolansky. 'Si no fuera por Lucía, yo estaría perdido', dice con cariño. Juntos, manejan su vida con amor y respeto, ilusionándose por lo que significa seguir juntos en esta etapa.

Finalmente, reflexiona sobre su legado. Aunque considera que la historia es relativa, valora la lucha de quienes continúan adelante con ideales de justicia y equidad. 'El mejor dirigente no es el que más hace, sino el que deja un camino que otros puedan seguir', concluye Mujica.

Su filosofía de vida, su resistencia y su apasionada entrega a causas sociales y políticas lo mantienen como un referente tanto dentro como fuera de Uruguay. Aunque su tiempo como figura política activa puede estar llegando a su fin, sus pensamientos y valores seguramente resonarán en los futuros líderes que sigan su senda.