
"Hay mucha gente, incluso de derechas, lista para plantar cara al odio"
2025-03-20
Autor: Carlos
El 19 de marzo, un acto de vandalismo impactó en la Universidad de Sevilla cuando la puerta del despacho de Joaquín Urías, un destacado profesor de Derecho Constitucional, fue marcada con la frase "El Valle no se toca". Esta pintada se refería a un contundente tuit anterior de Urías, en el que expresaba su deseo de destruir la cruz del Valle de los Caídos, un símbolo conflictivo de la dictadura franquista. El ataque fue más allá de las paredes del despacho: dentro de la universidad, enfrentó gritos directos que incluían comentarios violentos como "quien siembra vientos recoge tempestades" y referencias a que "los rojos fusilados fueron bien fusilados".
Apenas un día después de este incidente, la asociación Acción Contra el Odio, donde Urías se desempeña como vicepresidente, celebró un giro positivo: la Fiscalía Provincial de Valencia inició diligencias contra Daniel Esteve, líder del grupo ultraderechista Desokupa, por un posible delito de odio vinculado a la criminalización de personas migrantes, según el artículo 510 del Código Penal. Este proceso surgió gracias a una denuncia bien fundamentada de ACO, que aportó pruebas numerosas para reforzar su acusación. En esta entrevista con Urías, se analizará tanto el incidente de la Universidad como el contexto más amplio que rodea al discurso de odio.
Urías, ¿consideras que hemos subestimado la peligrosidad de la normalización del discurso ultraderechista en redes sociales?
Sí, definitivamente. Una generación de jóvenes que ha crecido socializando a través de redes digitales está llegando a la universidad. Este entorno ha traído un lenguaje y una dinámica muy agresiva que se siente en las aulas. A menudo, escucho a estudiantes negar lo que les enseñamos en clase simplemente porque sí, replicando la misma agresividad que muestran en Twitter. Esto ha creado un clima de insulto y violencia que, lamentablemente, no solo está proliferando entre los ultras, sino que muchos terminan cayendo en ese juego.
Sobre las amenazas que te han enviado, es preocupante que sea la Juventud Falangista Española y el Sindicato Español Universitario quienes las respalden. ¿Cómo es posible que el falangismo tenga una presencia tan viva en 2025, incluso en el ámbito educativo?
Es sorprendente que aún existan grupos que se identifican abiertamente como falangistas y reivindiquen la dictadura de Franco. Parece un revival. Algo que había estado relativamente silenciado resurge, atrayendo a algunos jóvenes hacia ideas franquistas que, aunque absurdas, les resultan atractivas.
¿Sientes que este ambiente se respira en la universidad?
No en gran medida, pero conforme el franquismo se percibe como algo más lejano, algunos estudiantes minimizan sus impactos. Las nuevas generaciones, que no vivieron el franquismo ni lo hicieron sus padres, tienden a desestimar sus efectos negativos, resaltando en su lugar algunos logros superficiales que comúnmente se atribuyen a esa época, como la creación de embalses o la Seguridad Social. Es preocupante que, en este contexto, Franco se convierta en un ícono a reivindicar.
A pesar de todo, has mostrado una firmeza admirable y has instado a la universidad a no sancionar a los autores de la pintada, teniendo incluso el respaldo del decano de la Facultad de Derecho. ¿Qué mensaje tienes para aquellos que tienen miedo de enfrentar el odio?
El apoyo es clave. En este caso, el respaldo del decano, que aunque conservador es un auténtico demócrata, es valioso. Hay mucha gente dispuesta a plantar cara al odio, incluyendo a personas de derechas que se oponen firmemente a la violencia y la intimidación. Es vital reconocer que no estamos solos en esta lucha; incluso entre diferentes ideologías, hay un mínimo común de personas que rechaza el extremismo.
Dentro de todo este contexto, ha surgido la importante noticia de que se han abierto diligencias contra Daniel Esteve. ¿Cómo valoras esta acción como vicepresidente de la asociación Acción Contra el Odio?
Este caso es emblemático. Por primera vez, se buscará perseguir a alguien por difundir información falsa y fomentar el odio. Esteve ha estado acusando a colectivos vulnerables, como los inmigrantes, de delitos que no han cometido, contribuyendo a una narrativa peligrosa. Su discurso alimenta la desconfianza y el miedo, perpetuando una verdad alternativa y fomentando la discriminación. Este tipo de acciones jurídicas son un avance crucial para frenar la normalización del discurso de odio en redes sociales, cuya influencia, lamentablemente, se ha amplificado en la era de la posverdad.
Por último, considerando que en España el sistema judicial está altamente influenciado por ideologías de derecha, ¿cómo debemos enfrentar esta situación?
Los jueces en España enfrentan un grave problema de imparcialidad. Sin embargo, cuando una situación es evidente, no tienen más remedio que actuar. Es esencial que continuemos buscando justicia a través del sistema judicial, aunque los casos deban ser más evidentes para que sean tomados en serio. Nuestra perseverancia es fundamental para combatir esta ofensiva ultraderechista.