Los días pasan y el silencio electoral en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se hace cada vez más ensordecedor. Mañana se llevará a cabo la Asamblea que elegirá al próximo presidente, y aunque han surgido algunos candidatos, la mayoría carece de opciones reales para triunfar. Los grandes nombres que podrían gobernar el fútbol nacional parecen mantenerse al margen de esta contienda llena de intrigas.

La atención se centra en Pedro Rocha, cuya posible candidatura depende de la decisión de la Audiencia. Muchos esperan que se permita su presentación como candidato, pero hasta que no se resuelva su situación legal, el proceso electoral sigue en un limbo.

Sin embargo, la tensión entre los candidatos comienza a aumentar. Por ejemplo, Soteras, que no tiene mucho que perder debido a su edad y una gestión cuestionable en Cataluña, ha decidido lanzarse a la carrera y llamar a otros colegas a unirse a su causa. Pero, a pesar de sus buenas intenciones, parece que no cuenta con el respaldo necesario.

Entre otros aspirantes que no son parte de la RFEF, encontramos a Gerardo González y Juanma Morales. Ambos tienen la calidad necesaria, pero se enfrentan al desafío de conseguir los avales requeridos para presentarse, especialmente si los 'barones' de las comunidades se unen para mantenerlos al margen.

La figura más fuerte en este momento es Rafa Louzán, presidente de la federación gallega, quien podría ser la opción más sensata y preparada. Sin embargo, tiene un problema serio: enfrenta una inhabilitación de siete años por parte de la Audiencia Provincial de Pontevedra, lo que podría complicar su mandato en el futuro.

Por otro lado, hay más 'barones' preocupados por la situación, incluyendo a representantes de Murcia, Valencia y Andalucía. Todos ellos se muestran cautelosos, ya que saben que las circunstancias pueden cambiar rápidamente.

En el horizonte también surge una opción que no es un 'barón': el actual secretario general de la RFEF, Álvaro de Miguel. Con un perfil joven y profesional, su candidatura podría ser la opción más renovadora y aceptable para las fuerzas en la RFEF. Sin embargo, su ascenso podría generar temores entre la élite del fútbol español, que saben que un cambio significativo podría alejarles de su poder actual.

El panorama de la RFEF es incierto y lleno de potenciales sorpresas. Las decisiones que se tomen en los próximos días definirán no solo quién lidera el fútbol español, sino también el futuro de un deporte querido por millones. ¿Quién será el afortunado en obtener la bendición necesaria para convertirse en el nuevo presidente? La respuesta nos sorprenderá. ¡Mantente alerta!