Ciencia

Isabel Fuentes: "Delegamos la responsabilidad de nuestra vida en los demás"

2025-04-08

Autor: Laura

Isabel Fuentes (Bilbao, 1971), bióloga de formación y gestora cultural, vuelve al panorama literario con su nueva novela *Hemoglobina* (Roca Editorial), donde retoma el personaje de Celia. En esta ocasión, Celia es una genetista que trabaja en una clínica de reproducción asistida y se ve envuelta en una peculiar epidemia de vampirismo, lo que la lleva a colaborar nuevamente con el expolicía Enciso para descubrir el origen de esta extraña situación. Fuentes, quien dirige el CaixaForum Madrid, utiliza el humor como herramienta para criticar una sociedad infantilizada que parece más interesada en su propio ombligo que en los problemas que la rodean.

*Hemoglobina* es una novela que combina elementos de thriller distópico, comedia y ciencia.

Aunque la historia está marcada por el misterio de los vampiros, Fuentes considera que, en esencia, es una novela de humor, muchas veces absurdo, complementada por dosis adecuadas de ciencia accesible. "Hay más disparates que terror, y lo que resulta verdaderamente distópico es la realidad misma", declara la autora.

"¿Es más novela negra de humor que novela de humor negro?" se le pregunta a Fuentes.

"Un poco de ambas", responde. También reconoce que el humor, a pesar de ser un género que los escritores adoran usar, no siempre es bien recibido por editores y libreros. Esto sugiere que los lectores pueden tener reticencias a disfrutar de este tipo de narrativa. La autora añade que para apreciar el humor, uno debe estar dispuesto a reírse de sí mismo.

La obra presenta una sociedad de rasgos absurdos, donde "los restaurantes parecen discotecas y las zapaterías, galerías de arte". Según Fuentes, esto refleja la realidad, donde lo distópico se vuelve lo cotidiano. La crisis de la oferta comercial es tal que es más probable encontrar un lugar donde uno no sabe si le ofrecerán un steak tartar o una manicura que un establecimiento clásico por el que las generaciones pasadas solían transitar.

La ciencia juega un papel crucial en su novela, presente en dos dimensiones. Por un lado, proporciona contenido esencial para la narración y, por otro, introduce elementos científicos que, aunque verosímiles, son ficticios. "La ciencia es mi refugio, un burladero desde el que observo y desmenuzo a los personajes mientras exploro la condición humana", explica Fuentes. Aspira a emular a grandes naturalistas como Diane Fossey o Jane Goodall en su análisis profundo y divertido de la humanidad.

Celia, la protagonista, tiene que enfrentar la realidad de perder su trabajo como genetista debido a un sistema que no prioriza el mérito. Su situación en la primera novela, *Un gen fuera de la ley* (Turpial), también expone la precariedad que sufren los investigadores en España. Sin embargo, en *Hemoglobina*, Celia aprovecha el caos a su alrededor para volver a su verdadera pasión: la investigación.

Respecto a la fuga de cerebros de España, Fuentes reconoce los esfuerzos recientes para fortalecer la ciencia, como la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, y menciona iniciativas privadas como las de la Fundación La Caixa. Pese a estos pasos positivos, advierte que la situación económica de las universidades públicas es alarmante en varias regiones.

La autora destaca que, a pesar del auge mediático de la ciencia durante la pandemia, fenómenos como el negacionismo muestran que aún queda mucho por hacer en cuanto a la percepción social de la ciencia.

*Hemoglobina* ha sido recibida con entusiasmo desde su primer acercamiento a la editorial Penguin Random House, que celebró su singularidad en lugar de pedir modificaciones drásticas. Esta novela, con su denuncia de las trivialidades de la vida moderna y su representación de una sociedad en crisis, se posiciona no solo como entretenimiento, sino como un electroencefalograma de nuestro tiempo.

La epidemia de vampirismo no es más que un recurso para imaginar cómo la sociedad actual se enfrenta a sus propias absurdidades. La autora reflexiona sobre la delegación de responsabilidades en otros, otro síntoma de un individualismo creciente que reina en nuestra era actual: "Deberíamos preguntarnos, ¿qué estamos vampirizando nosotros?", concluye Fuerntes, abriendo la puerta a una crítica más amplia sobre la desconexión del ser humano con su propia vida y deseos.