
¡La carrera por el euro digital se acelera! Europa responde a la amenaza de EE UU
2025-03-21
Autor: Carmen
En un escenario global convulso marcado por el posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, Europa se encuentra en una carrera contrarreloj para reforzar su autonomía económica y financiera. La creación de un mercado común de capitales, la reforma del sector energético y la implementación de una defensa común son ahora urgencias. Como parte de esta estrategia para disminuir la dependencia de EE UU, Europa ha acelerado el desarrollo del euro digital.
En la Casa Blanca, Trump está poniendo en marcha políticas que favorecen las criptomonedas, especialmente las stablecoins, que están vinculadas al dólar. Esto ha tomado por sorpresa a la Unión Europea, que ahora intensifica sus esfuerzos para crear una moneda digital estable que sea controlada por el banco central. Este nuevo euro digital no solo busca ser un medio de pago para ciudadanos y comercios, sino también mantenerse al margen de la influencia de los activos digitales emergentes, garantizando la estabilidad financiera de la zona euro.
La reciente orden ejecutiva de Trump, emitida el 23 de enero, reafirma su intención de promover las criptomonedas asociadas al dólar. Como parte de este plan, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, anunció en una cumbre en la Casa Blanca que el gobierno estadounidense tiene la intención de utilizar estas monedas para consolidar el dólar como la principal moneda de reserva mundial. Aunque las stablecoins se utilizan principalmente como refugios de valor o para transacciones, su creciente popularidad representa una amenaza para el sistema financiero tradicional europeo, como enfatizó Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), indicando que el euro digital es más relevante que nunca.
La importancia del euro digital también fue destacada en la reciente cumbre de jefes de gobierno de la zona euro, donde se dejó claro que su desarrollo es fundamental para mantener un sistema de pagos competitivo y seguro en Europa. La adopción de esta moneda digital se convierte entonces en un imperativo en un mundo donde las stablecoins están ganando terreno y podrían crear un ecosistema monetario que escape al control de los bancos centrales.
Uno de los principales riesgos señalados por los economistas es que en un escenario de adopción masiva de stablecoins, como podría suceder en la zona euro, el dinero emitido por el banco central podría perder relevancia, lo que afectaría drásticamente a la provisión de crédito. Si estas monedas digitales se convierten en el medio de pago principal entre los ciudadanos y empresas, se corre el riesgo de ver el sistema de pagos europeo anclado a la moneda estadounidense, socavando así la soberanía monetaria de Europa.
El apoyo de Trump a las criptomonedas no es solo una amenaza hipotética; el lanzamiento del stablecoin PYUSD por parte de PayPal para que los comerciantes puedan utilizarlo muestra que la adopción de estas divisas digitales ya está en marcha. Durante la reunión del eurogrupo en marzo, Pierre Gramegna, director del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), subrayó que la soberanía europea está en juego.
La historia del euro digital no surge de la nada; fue en respuesta al anuncio de Facebook de lanzar su criptomoneda Libra, que pretendía facilitar las transacciones internacionales. Esta situación alarmó a los reguladores europeos, quienes temían perder el control sobre la base monetaria. A pesar de que el desarrollo del euro digital avanza lentamente, la digitalización ha hecho evidente la disminución del uso del efectivo, acentuando así la necesidad de una moneda digital europea.
Mientras tanto, la dependencia de proveedores no europeos como Visa y Mastercard se mantiene, lo que representa un riesgo para la autonomía de Europa en el sector de pagos. Se estima que los comerciantes de la eurozona pagan entre 3.000 y 4.000 millones de euros anuales por transacciones con tarjetas no europeas. Con un euro digital, los costos podrían reducirse y los comerciantes tendrían más poder de negociación.
El final de la fase preparatoria de este proyecto está previsto para octubre, y se espera que las instituciones europeas decidan si continuar adelante. Aunque el BCE está convencido de la necesidad del euro digital, aún falta un marco regulatorio que permita su implementación efectiva. La Comisión Europea ha propuesto un reglamento que actualmente está siendo evaluado por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE, con la esperanza de que se apruebe pronto.
La rapidez con la que se desarrollen estos avances será crucial para que Europa no solo mantenga su posición competitiva, sino que también asegure su soberanía en un ámbito financiero cada vez más digitalizado.