Hace tres décadas, Sevilla se vestía de gala para una boda histórica: la infanta Elena y Jaime de Marichalar se unían en matrimonio. En una calesa, la infanta sonreía, mientras que su esposo parecía el príncipe encantado que todos esperaban. Sin embargo, el cuento de hadas se tornó en una amarga realidad: 30 años después, su historia de amor no solo ha terminado, sino que ha dejado profundas huellas en sus vidas.

A pesar de que firmaron un compromiso eterno, la vida les llevó por caminos diferentes. En 2007, anunciaron un 'cese temporal de la convivencia', un término que ha permanecido como un mero formalismo. Antes de que esto sucediera, la pareja ya estaba atravesando crisis significativas. La salud de Jaime se vio comprometida tras un ictus en 2001, un evento que hizo que Elena reconsiderara su futuro juntos. Con el paso del tiempo, la tensión y las diferencias se hicieron cada vez más evidentes, llevando finalmente a su separación definitiva por el bienestar de sus hijos.

Un nuevo hogar, una nueva vida

Después de su separación, Jaime de Marichalar inició su vida sin la protección de la familia real. Adquirió un lujoso tríplex en el exclusivo Barrio de Salamanca en Madrid, una de las zonas más caras de la ciudad. Este inmueble, que costó alrededor de tres millones de euros, cuenta con una fantástica terraza con piscina y se encuentra cerca de restaurantes y boutiques de lujo, permitiendo a Jaime disfrutar de su nueva independencia. Aunque tuvo que recurrir a una hipoteca para financiarlo, su posición como asesor en el prestigioso grupo de lujo LVMH le ha permitido hacer frente a sus gastos.

Relaciones familiares renovadas

A pesar de su separación, Jaime mantiene una extraordinaria relación con sus hijos. Victoria Federica, su hija menor, ha seguido sus pasos en el mundo de la moda, lo que llena de orgullo a Jaime, que siempre soñó con que ella se adentrara en esta industria. Sin embargo, su creciente notoriedad mediática y su actual participación en un programa de televisión han sorprendido a su padre, quien inicialmente deseaba que ella optara por una vida más discreta.

Un negocio propio para los 'dandys'

En 2016, Jaime lanzó su propia empresa de sastrería a medida, B Corner, una iniciativa que refleja su pasión por la moda y su experiencia en el sector. Jaime admite que nunca imaginó ser propietario de un negocio, pero vio esto como una oportunidad para aprovechar sus años de experiencia y poner en práctica su conocimiento. Esta nueva aventura empresarial está diseñada para ofrecer prendas personalizadas a quienes, como él, buscan un estilo único y exclusivo.

Conclusión

Así, 30 años después de su boda que capturó la atención de España y más allá, Jaime de Marichalar sigue adelante con su vida, navegando por las complejidades de su nueva realidad, mientras construye su legado personal. Su historia no solo es un recordatorio de que incluso los cuentos de hadas pueden tener giros inesperados, sino también un testimonio de que siempre se puede reinventar y buscar nuevos caminos.