Donald Trump ha lanzado una contundente advertencia: quienes vandalicen vehículos y establecimientos de Tesla podrían enfrentar penas de hasta veinte años de cárcel. Este anuncio surge en medio de una serie de actos de sabotaje dirigidos a la compañía de su aliado, Elon Musk, en respuesta a decisiones gubernamentales controvertidas, como la eliminación de miles de empleos federales y drásticos recortes presupuestarios.

"Los que saboteen Teslas podrían terminar tras las rejas durante dos décadas, incluyendo a quienes los financian. Estamos tras su pista", sentenció Trump a través de su red social. Estas afirmaciones llegan pocas horas después de que la fiscal general de Florida, Pam Bondi, anunciara que el vandalismo contra Tesla se consideraría un delito federal bajo la categoría de "terrorismo doméstico".

La legislación propuesta contempla que los responsables de estos actos puedan ser juzgados de manera similar a los perpetradores de ataques supremacistas blancos, como el caso de Patrick Wood, quien en 2019 perpetró un tiroteo en El Paso, Texas. Trump's harsh rhetoric isn’t just hot air; it reflects a growing concern among officials regarding domestic threats.

Desde que asumió el cargo, el expresidente Joe Biden advirtió sobre el terrorismo interno como la principal amenaza que enfrenta el país. Sin embargo, ni el FBI ni el Departamento de Justicia han podido establecer un marco legal claro que defina el terrorismo interno, dejando a los jueces la interpretación de lo que constituye un acto terrorista.

Los análisis revelan que delitos como asesinatos múltiples, la posesión de documentos que evidencien intenciones políticas o ideológicas, y la destrucción de propiedades se consideran actos de terrorismo. Las acciones más extremas, como incendiar concesionarios con cócteles molotov, serían punidas con severidad. "Si planean agredir a un Tesla o a un concesionario, deben tener mucho cuidado, porque vamos a por ustedes", advierte Bondi en entrevistas a medios.

Nuevas medidas punitivas

Trump y Bondi ya habían anticipado un endurecimiento de las penas para quienes vandalicen la compañía automovilística. En los últimos días, tres hombres han sido formalmente acusados de lanzar cócteles molotov en concesionarios de Colorado, Oregón y Carolina del Sur, enfrentándose a condenas de entre cinco y veinte años. Uno de ellos podría recibir la pena más duradera tras disparar a un establecimiento de Tesla.

"Seguiremos investigando para aplicar severas consecuencias a quienes participen en esos ataques, incluidos aquellos que financian y coordinan los crímenes", aseguró Bondi, alineándose con la percepción de Trump sobre la supuesta influencia de "organizaciones de izquierda" en los actos de sabotaje, mientras que Musk culpa a "multimillonarios de izquierda" por la situación.

El movimiento "Tesla Takedown" ha estado organizando protestas contra Musk por sus decisiones laborales, así como por la reciente clausura de la agencia que gestiona programas humanitarios. La industria automotriz, sin embargo, recibió un inesperado impulso cuando Trump sugirió que planea comprar un Tesla eléctrico de alta gama, lo que contradice un poco su retórica contra la compañía. Además, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, fue visto en televisión promoviendo la compra de acciones de Tesla, indicando que las acciones de la compañía están, sorprendentemente, más baratas de lo esperado.

No obstante, la problemática no se limita a Estados Unidos. En Canadá, la policía ha reportado daños en más de 80 vehículos de Tesla que fueron vandalizados en un aparcamiento de Hamilton, Ontario, donde muchos fueron objetos de pinchazos y daños a la carrocería. Este ejercicio de sabotaje plantea serias dudas sobre la seguridad de la marca, especialmente en una región que es un importante centro metalúrgico al que Trump ha impuesto aranceles al acero.