La segunda dama de Estados Unidos, Usha Vance, realizará una visita a Groenlandia el próximo jueves para asistir a la famosa carrera nacional de trineos tirados por perros, conocida como Avannaata Qimussersu. Sin embargo, su asistencia ha generado suspicacias, ya que no es conocida por su interés en este tipo de eventos. La presencia de una delegación de altos funcionarios junto a ella, sumada al peculiar deseo expresado por Donald Trump de adquirir Groenlandia, ha suscitado la ira del Gobierno de la isla.

El primer ministro en funciones de Groenlandia, Múte Egede, condenó la visita, afirmando que la considera "muy agresiva" y que la confianza hacia Estados Unidos ha disminuido. "Pasamos de confiar en nuestros amigos estadounidenses a cuestionar sus intenciones. Este cambio es alarmante", expresó Egede a un medio local. En este contexto, el primer ministro instó a la comunidad internacional a reaccionar ante lo que él describe como una presión inusitada y hostil por parte de Estados Unidos.

El anuncio de la visita fue emitido por la Casa Blanca mediante un comunicado donde se enfatizaba el interés de Usha Vance en aprender sobre la herencia cultural groenlandesa. No obstante, este argumento no ha convencido a los líderes groenlandeses, quienes sienten que la visita es una manifestación de los oscuros intereses de Trump en la región.

Trump, quien ha manifestado sus ambiciones imperialistas en múltiples discursos, aseguró que tomará control de Groenlandia "de un modo u otro", lo cual ha desatado un aumento en las preocupaciones en Dinamarca y entre la población groenlandesa. Las recientes elecciones en Groenlandia también han cambiado el panorama político, ya que el partido de Egede, que abogaba por un enfoque más ecológico y progresista, quedó tercero, mientras que el partido de Jens-Frederik Nielsen, que promueve un camino hacia la autodeterminación, se alzó con la victoria. "No debemos ser obligados a participar en un juego de poder que no elegimos", sentenció Nielsen criticando la visita estadounidense.

La delegación incluye figuras de alto nivel como el secretario de Energía, Chris Wright, y el consejero de Seguridad Nacional, Michael Waltz. La implicación de Waltz ha generado un clima de desconfianza. Egede advirtió que su presencia no puede ser interpretada como algo benigno. "Es una demostración de fuerza, y la intención es evidente: aumentar la presión sobre Groenlandia", dijo al expresar su descontento por la manera en que Estados Unidos ha manejado las relaciones con la isla.

El país sigue temiendo que las intenciones de Trump de adquirir Groenlandia, como ya se planteó en 2019, estén relacionadas con estrategias de seguridad nacional. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, también ha expresado que su Gobierno se toma seriamente esta situación, abogando por un enfoque basado en la soberanía de Groenlandia. Frederiksen agregó que cualquier conversación sobre la isla debe incluir la participación de Copenhague y el futuro Gobierno groenlandés.

Finalmente, en una sesión conjunta del Congreso, Trump reiteró su interés por Groenlandia, apuntando que la isla es vital para la seguridad nacional y, por ende, debería ser parte de la agenda de Estados Unidos. La comunidad internacional observa con preocupación cómo estas tensiones entre Estados Unidos y Groenlandia se desarrollan, ya que el futuro de la isla podría tener repercusiones significativas a nivel geopolítico. ¿Será que Groenlandia se convertirá en el próximo tablero de juego para los intereses de Trump? Solo el tiempo lo dirá.